El BBVA cerró el primer trimestre de 2017 con un incremento de casi el 70% en su beneficio neto, que se acercó a los 1.200 millones de euros gracias a la aportación de los ingresos recurrentes y a la reducción de los saneamientos y también a unos gastos más moderados, tras la digestión de CatalunyaCaixa.
El gran motor de esos 1.199 millones, que son “la cifra más alta de los últimos siete trimestres”, fue una vez más la filial de México, mientras que España mejoró en su actividad puramente bancaria pero se vio lastrada por las pérdidas del ladrillo, lo que la entidad cree que durará aún “unos dos o tres años más”.
México aportó 536 millones, un 9,7% más, frente a los 266 millones ganados en España, el doble que el año anterior, fruto de restar a los 375 millones de la actividad minorista los 109 millones que perdió su área inmobiliaria.
El consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, destacó que el negocio en España evoluciona “muy bien”, no sólo por los menores saneamientos sino también por la mayor actividad en volumen de crédito nuevo en empresas y consumo. Considera que los resultados, que crecen en todas las áreas de negocio y superan las previsiones, demuestran “la capacidad de BBVA para generar ingresos recurrentes en cualquier entorno”.
Carlos Torres consideró que el goteo interminable de casos de corrupción que se están destapando en España no tiene por qué perjudicar a la economía y destacó el aspecto positivo que supone que salgan a la luz y quede claro que la justicia “funciona” (ver información adjunta).
Sobre la economía española, BBVA mantiene que puede crecer un 3% este año, en el que calculan que podrían crearse medio millón de empleos; aún así, en una breve charla con la agencia Efe, Torres reconoció que la tasa de paro encima del 19% sigue siendo muy elevada y, por ello, hay que seguir trabajando en medidas para reducirla.
Sobre el futuro del sector financiero español, dijo que puede quedar pendiente alguna fusión, pero se negó a hacer especulaciones. Negó pronunciarse sobre el Banco Popular pese a que BBVA ha sonado como uno de los bancos más interesados en comprarlo, y se limitó a señalar que analizan todas las oportunidades que surgen.
Créditos y depósitos
En cuanto a las cuentas trimestrales, a 31 de marzo el crédito bruto del grupo se situó en 431.899 millones, un 0,8% más, en tanto que la morosidad se redujo hasta el 4,8% frente al 5,3% de marzo de 2016. Los depósitos de la clientela retrocedieron un 2,6% y quedaron en 398.499 millones, al tiempo que los recursos totales de los clientes se redujeron un 1,2 % y se situaron en 533.789 millones.
BBVA cerró marzo con una ratio de capital de máxima calidad CET 1 “fully loaded”, contando con todos los requisitos de Basilea III, del 11%, ligeramente por encima del 10,5% del año anterior y “en línea con el objetivo de solvencia para 2017”. En cuanto a los principales márgenes de la cuenta, el de intereses (que mide los ingresos) se situó en 4.322 millones tras crecer un 4,1 % y el bruto (que añade las comisiones) aumentó un 10,3 %, hasta 6.383 millones, favorecido por la recuperación de la actividad en los negocios mayoristas.
Al crecimiento de esta partida contribuyeron tanto los ingresos típicos del negocio bancario como la fortaleza de los resultados obtenidos con operaciones financieras (ROF), explica BBVA. La entidad hizo un gran esfuerzo en contención de costes, lo que llevó a un recorte del 1,2 % de los gastos de explotación y a un margen neto de 3.246 millones, un 24,2 % más.