El pasado mes de marzo las instituciones catalanas hicieron frente común para reducir los niveles de contaminación en el entorno de Barcelona aprobando, en una cumbre sin precedentes, un paquete de medidas que persiguen el objetivo de reducir un 30% las emisiones vinculadas al tráfico rodade en el plazo de 15 años.
La primera de ellas se aplicará el próximo mes de diciembre, fecha en que se restringirá la circulación a las vía interurbanas del entorno de Barcelona, y en situaciones de episodio ambiental, a los vehículos de más de 20 años de antigüedad y a las furgonetas de más de 23 años. Son los vehículos que más contaminan y quedarán fuera de la circulación en esos tramos. La guía de cálculo de emisiones contaminantes de la Generalitat estima que un turismo de gasolina anterior a la normativa Euro1 (matriculado antes de 1998) emite 58 veces más NO2 que uno nuevo.
La medida pretende favorecer un trasvase de usuarios del vehículo privado hacia el transporte público, incentivar la renovación del parque móvil hacia modelos más eficientes y menos contaminantes. Terriori anuncia la creación de un nuevo impuesto sobre las emisiones de CO2 que aportará recursos para implantar ayudas a la renovación de flotas en sectores estratégicos como el taxi, la pequeña distribución.