La designación del nuevo síndic de greujes lleva camino de convertirse en un problema de una cierta relevancia. Hace pocos días hablábamos de falta de tacto en todo lo relacionado con esta figura desde hace tiempo y la cosa no hace más que complicarse. El equipo de gobierno ha cometido, de forma individual y junto al resto de partidos que forman parte del arco político municipal, diversos errores y de ellos se deriva una situación compleja que puede generar una cierta incomodidad entre el equipo de lidera el alcalde Jordi Ballart y el resto de formaciones. Alguna incomodidad ha generado incluso entre los socios de gobierno, pero parece ser que el disenso está por el momento solucionado.
Si bien el reglamento de la sindicatura, en la que la forma de designación era el elemento de mayor importancia, obtuvo un amplísimo consenso en el pleno municipal las divergencias han llegado con los criterios para gestionar la elección tras el proceso participativo que debía designar al sucesor de Isabel Marquès. El proceso participativo, sobre el que debía pivotar la propuesta que le junta de portavoces debe elevar al pleno provocó la denuncia de algunas entidades ciudadanas. Una denuncia que llegó a Rafael Ribó, Síndic de Catalunya. La oficina del síndic emitió un dictamen en el que se hacía mención a la falta de garantías del proceso participativo. El equipo de gobierno no acaba de entender que esa afirmación invalide el proceso en su globalidad. Pero el problema es que el alcalde, que siempre ha dicho que Ribó le aconsejó primero la renovación de Isabel Marquès como síndica y le desaconsejó posteriormente recurrir a un proceso participativo para la elección del nuevo defensor del ciudadano terrassense, se reunió con Ribó y poco menos que vino a pedirle ayuda para solucionar la situación creada.
Según parece, se han producido una serie de malentendidos que incluso pueden haber distanciado al Ayuntamiento de Terrassa y la oficina del síndic catalán. No se entiende, si no, el hecho de que Ribó se reuniese la semana pasada, prácticamente en secreto con los candidatos, sin resultado alguno, sin que tuviesen conocimiento ni siquiera el equipo de gobierno al completo ni mucho menos los partidos de la oposición.
Parece que ahora el Ayuntamiento ha decidido prescindir del concurso de Ribó y seguir adelante con el proceso de elección, en función de lo realizado hasta ahora. No va a ser fácil la situación, de ninguna manera.