Opinió

Parar el choque de trenes

Bien iniciado el curso político del nuevo año, todas nuestras potencias se despiertan para imaginar un futuro forjado con nuestros mejores sueños. La esperanza de que las cosas cambien, de que el futuro nos dé una pequeña tregua… Hoy, nos duele una realidad paradójica: "Catalunya es una tierra de ‘extraños oprimidos’. Los oprimidos gobiernan desde hace cuarenta años. Tienen el poder económico. Tienen la televisión pública a su servicio, que sólo emite en su lengua. Multan por rotular en la lengua de ‘los opresores’ y prohíben escolarizar en la lengua de ‘los opresores’. ¡Extraños oprimidos!". Con este Twitt, en Facebook, un anónimo José López dice con sarcasmo: "¡Qué cosas más raras pasan en la colonia catalana!".

Verdaderamente nos encontramos con incoherencias continuas: hace años que los separatistas acusan al Gobierno de falta de diálogo y ahora, desde que hay gobierno, éste ha instalado a la vicepresidenta un despacho en Catalunya para que ponga manos a la obra. El Gobierno también ha cambiado a su representante en la Generalitat, poniendo al terrassense Enric Millo de interlocutor con el president; ambos se conocen desde hace años, como políticos gerundenses, y tienen una buena relación personal. Desde luego, el "sostenella y no enmendalla" puede seguir acarreando disgustos parecidos a la pérdida de un tercio de los votantes, o, como auguran las encuestas, que ERC triplique los votos de Puigdemont, en las próximas elecciones. Creo que nadie tira piedras a su tejado y que los responsables señor Mas y Homs habrán pensado algo para remediarlo.

La opción de buscar la cara al PSC puede ser una vía rápida, para quedarse sin votantes los dos. Pero en esto de las alianzas políticas hay unos atavismos históricos que lastran nuevas posibilidades. La relación social-nacionalista viene de lejos: del 6 de octubre de 1934, cuando ambos conjuntamente proclamaron la revolución contra la República y Companys, además, la independencia. Y es que combatieron juntos en la Guerra Civil; colaboraron juntos impulsando la inmersión lingüística del catalán con Felipe González… Pero fue Aznar el que dio los dineros a la Generalitat; además tuvieron apoyo mutuo Pujol-Aznar desde 1996 hasta el 2000 y el PP aún siguió sosteniendo el gobierno minoritario de CiU desde el 2000 hasta el 2010. ¿A qué viene ahora tanta recriminación? Recuerdo cuando Mas fue a un notario a firmar que nunca volvería a pactar con el PP. ¡Claro! Estaban todos en lo del "cordón sanitario" del Tinell, el PP, que había sido apartado del nuevo Estatut, denunció al Costitucional un estatuto sin consenso que establecía artículos en los que Catalunya se imponía a las decisiones del gobierno. Cuando el TC tumbó esos artículos, el PP se convirtió en el malo de la película para los separatistas.

Ahora que el señor Pujol parece que no va a ser molestado en su feliz Arcadia… puede que vaya siendo hora de que vuelvan las aguas a su cauce. El escarmiento en cabeza ajena lo tienen los rupturistas viendo el Brexit del Reino Unido y eso que todavía no han sufrido ni el 10% de lo que les espera en 2017. ¿Qué les parece un Reino Unido fuera de la UE y una Escocia dentro, por ejemplo? Seguir con la ruptura, cuando el Estado de derecho me consta que ha minimizado la condena de Mas, al PDCat, puede llevarle a los mismos resultados de Pedro Sánchez; es decir, cuando un obstáculo cierra el camino, acaba siendo apartado. Y por puro instinto de conservación (recordad quién recogió los frutos de Cambó) no está justificada la alianza con los antisistema ni con la izquierda antiburguesa de ERC. Yo personalmente de ERC sólo salvo al último Tarradellas. Mi solución preferida para 2017 es recomponer el catalanismo político de Prat de la Riba y Cambó, recuperando la lógica política de Duran Lleida, con el impulso o la aquiescencia de C’s y el PP, para evitar el pavoroso desgarro social de una Catalunya sensata; porque lo que no puede ser, no puede ser… Y además es imposible.

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