Europa se ha convertido, como tristemente hemos tenido ocasión de comprobar en los últimos años, en el gran objetivo del yihadismo. Los atentados de Madrid en el año 2004, tras el ataque a las Torres Gemelas de 2001, significaron el inicio de una época de terror que se ha recrudecido a raíz de la aparición de Estado Islámico y su intención de crear el gran califato desde Oriente Medio. París, Niza, Londres, Berlín, Bruselas, San Petersburgo… El fenómeno de la radicalización se ha convertido en la gran amenaza en Europa y sus características lo hacen especialmente temible. Operaciones como la de ayer en Terrassa, una ciudad que parece ser objeto de seguimiento por parte de las fuerzas policiales, demuestran lo importante del trabajo preventivo, pero al mismo tiempo demuestra lo difícil y desigual que es la lucha contra la amenaza.
Algunos medios han alertado de la dificultad que este tipo de operaciones presenta en Catalunya, no sólo por lo anónimo e incluso íntimo de la vinculación de los elementos presuntamente terroristas, sino también por la supuesta falta de colaboración entre las policías que operan en Catalunya. Se habla de falta de cooperación entre mossos, policía nacional y guardia civil debido a la compleja situación política que se vive. En cualquier caso, si eso es cierto, la situación merecería una reflexión por parte de las autoridades.
Por otra parte, debemos destacar que la amenaza no es únicamente la física por la eventual comisión de un atentado terrorista, sino que también se refiere a la convivencia. El terrorismo yihadista, como se ha podido comprobar en los últimos días en Inglaterra presenta el peligro de generar una corriente de opinión negativa, de la que se aprovechan los populismos de extrema derecha, en contra del islam en general.
Hace pocos días recibió una brutal paliza en el sur de Londres un joven kurdo por el hecho de serlo, que se une a la oleada de xenofobia que ha generado el brexit en el reino Unido. Pero lo que ha hecho saltar todas las alarmas es la actitud del presidente norteamericano, Donald Trump, al querer impedir la entrada en Estados unidos a ciudadanos de procedencia de algunos países musulmanes. Esa amenaza a la convivencia entre culturas, terreno abonado para la xenofobia, no sólo se previene con el trabajo policial, sino también con la conciencia social.