Terrassa

“Es necesaria una cirugía que dé lugar a una nueva Constitución”

Si un personaje mediático es conocido por su nombre de pila, por mucho que su nombre sea tan poco frecuente, anda ungido del favor de buena parte de la población. Viene Elpidio, ha llegado Elpidio, he acudido a la conferencia de Elpidio, se oyó el lunes en el Ateneu Terrassenc. He visto a Elpidio en la tele. Polémico, látigo verbal, ágil en la oratoria, Elpidio José Silva Pacheco hace brotar entusiasmo y proselitismo en muchos, animadversión en bastantes, pero rara vez genera el desdén de la indiferencia. El ex juez, inhabilitado para diecisiete años y medio por prevaricación, lanza saetas contra la politización de la Justicia y contra la judicialización de la política. Y contra una corrupción que califica de sistémica y tilda de "carcinoma". "El Tribunal Constitucional (TC) no está para fregados diarios de tiras y aflojas", asevera.

Mas y Homs inhabilitados…
Esas resoluciones pertenecen a un ámbito judicial politizado. No creo que incurriesen en desobediencia. Cuando se celebró la consulta no intervino nadie del Gobierno, aquello se celebró a vista y presencia de todo el mundo. El Constitucional no está para esas cosas y el Consejo de Europa lo ha denunciado. El Gobierno, para no pagar el precio político de una actuación, endosó el problema al TC, cuando debió haber tirado de Constitución e intervenir la comunidad autónoma, si creía que se daban las condiciones establecidas para hacerlo, o negociar, que es lo que, creo, debió hacer desde un principio.

Usted es partidario de cerrar el TC. ¿Por qué?
Es un fracaso, no protege a la ciudadanía. ¡El recurso de amparo ha sido eliminado! A un recurso responde que el motivo "no tiene trascendencia". Y si han vulnerado un derecho del ciudadano, éste debe acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Es una locura.

Aboga por eliminar también el Consejo General del Poder Judicial.
Lo eligen los políticos para controlar a los jueces. El funcionamiento ordinario de los juzgados no necesita ese consejo. ¡El presidente, Carlos Lesmes, dijo que a los jueces se les controla con el palo y la zanahoria! ¿Significa eso que te ponen arriba o abajo según cómo te portes?

¿Hay que reformar la Constitución?
Llegamos tarde. Hay que hacer una nueva, consensuar un texto para refundar el régimen.

¿En base a que elementos?
Por ejemplo, en base a la organización territorial del Estado, que actualmente no es capaz de dar satisfacción a los intereses y las pretensiones de muchas personas. Hay países en el Estado que no quieren seguir por este camino.

¿Habla de repartir soberanía?
Creo en la necesidad de ir hacia un Estado federal que conceda una auténtica autonomía legislativa a las comunidades y delimite sus atribuciones fiscales con claridad. Abogo por un sistema similar al de los Estados Unidos, con un Gobierno central que mantenga competencias importantes, federales, reales y efectivas, no con el trapicheo constante actual de las competencias. Es necesaria una cirugía tremenda que dé lugar a una nueva Constitución.

¿Tienen que dimitir los políticos ante cualquier asomo de corrupción o mala praxis?
Hay miles de supuestos por los que, aunque no haya delito, un político debería dimitir porque se ha alejado del pacto social. El ministro Carlos Solchaga dimitió. El ministro Rafael Catalá debe dimitir después de decirle a los fiscales cómo deben investigar. Los motivos pueden estar vinculados con el rechazo ciudadano a las decisiones, con el hecho de palpar que buena parte de la población no desea esa representación. Los políticos deben tener el arte de dimitir al darse cuenta de que su permanencia en el poder genera alarma social. Y lo saben: por encuestas, por manifestaciones en la calle. La Puerta del Sol, el 15-M, se llenó de gente que no aguantaba más tanta corrupción. Si los políticos no son sensibles a eso, la democracia no funciona. Se cae en la dictadura.

¿La gestión en las cajas de ahorro fue en muchos casos criminal?
Lo fue. Narcís Serra está acusado y muchos presidentes son investigados. Rato, Blesa. Las cajas actuaban bajo presión política, eran entidades instrumentadas por los partidos. Los bancos tienen junta de accionistas. Las cajas, asambleas, sin protección, sin supervisión, con patronatos de carácter político. Su dinero era de todos.

Su trabajo en el "caso Blesa", sobre Caja Madrid, precisamente le costó la inhabilitación por prevaricación. ¿No hizo usted nada mal?
Nada, y ahora se comprueba con las condenas. Puedo reconocer que incluso me quedé corto. Me acusaron de prevaricación por reabrir el caso. Se trataba de un crédito criminalizado de Blesa al empresario Gerardo Díaz Ferran (que fuera presidente de la CEOE). Había indicios plenos y una pericial demoledora. Al hilo de las investigaciones por delitos societarios se abrió otra causa por la compra de un banco de Miami. Se vieron indicios de delito. Mi juicio fue bochornoso. ¡Hasta el presidente del tribunal admitió que yo no había hecho nada!

¿Fue usted chivo expiatorio?
La instrucción iba muy rápida. Se investigaba una gestión que podía estar en la clave del hundimiento financiero. El PP vivía una luna de miel con su mayoría absoluta y, como no hay independencia judicial respecto del poder político, existía resistencia a que la agenda la marcase un juez. Creo que cualquier juez hubiera tenido los problemas que yo tuve si hubiese hecho lo que yo en aquel momento.

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