De tanto en tanto hay noticias sobre animales (especialmente ganado) que son encontrados muertos, mutilados, generalmente con los órganos vitales extirpados y sin una gota de sangre. Son un tema recurrente en revistas, programas y webs del llamado periodismo de "misterio", y a él ha dedicado el escritor terrassense Jordi L. Monedero el segundo libro de su colección "Apocrypha. Diarios de un cazador de misterios". La abrió con "Ovnis y contactos", y, por las luces en el cielo que algunas personas afirman haber visto, poco antes de hallar los animales muertos, los ovnis también son relacionados con la "Muerte y mutilaciones extrañas de animales", como titula Monedero este nuevo volumen.
"He querido trazar la historia del fenómeno, recogiendo los casos más importantes o significativos. También presento lo que sería un modus operandi, en términos criminalísticos, y unas hipótesis de trabajo a modo de conclusión", afirma el escritor sobre los objetivos de la obra; en cuyas primeras páginas advierte que, por la extrema complejidad de los sucesos descritos, éstos "seguramente requerirán no una, sino varias explicaciones dependiendo de los casos. Bajo mi punta de vista, uno de los errores más comunes y generalizados a la hora de intentar abordar esta temàtica es, precisamente, querer ofrecer una única solución , respuesta o explicación válida para todos los episodios conocidos."
El primer caso, en 1967
Monedero lleva más de veinte años acumulando información y teorías sobre el tema, en concreto desde que leyó sobre el caso del caballo Snippy, de un rancho de Alamosa (Colorado, Estados Unidos), al que su propietaria encontró muerto el 6 de octubre de 1967. "Con Snippy, el primer caso que se documentó, y otro del mismo año, el de la yegua Luci, comienza la casuística ‘oficial’ de las muertes y mutilaciones extrañas de animales, de la misma manera que la de los ovnis comienza con el avistamiento de Kenneth Arnold del 24 de junio de 1947; pero, al igual que con éstos, hay episodios anteriores, como uno de 1897 en Kansas."
El caballo Snippy estuvo dos días perdido, y al tercero su dueña halló su cadáver a diez kilómetros de la hacienda. "El espectáculo era aterrador -escribe Monedero-. Los huesos de la cabeza del animal, que había sido desprovisto literalmente de piel y carne, podían verse con total claridad. Asimismo, la parte de la espalda también habia sido excoriada. Los cortes -pues eran cortes, y como tales se identificaron- eran muy limpios, y tenían todo el aspecto de haber sido producidos recientemente por un instrumento filoso y extremadamente cortante…y los bordes de dichos cortes aparecían misteriosamente ‘quemados’. Como en otros muchos casos, no se hallaron restos de sangre por ninguna parte. Lo único inusual encontrado en el lugar fueron unas extrañas manchas oscuras, repartidas por doquier, de una materia no identificada que los observadores asemejaron a una sustancia aceitosa."
A partir de 1967 comenzaron a difundirse abundantes casos, sobre todo en el sur de Estados Unidos, durante esa década y la siguiente, pero también muchos en Sudamérica (Argentina vivió en el año 2002 una auténtica oleada, a la que el libro dedica todo un capítulo), Australia y partes de Europa. Los animales suelen aparecer desangrados por completo, en zonas de dificil acceso, por la mañana, sin rastro alguno de vehículos o personas alrededor, con aspecto de haber sido dejados caer desde el aire, de noche. En muchos de ellos se han encontrado retos de oxidon, un elemento químico "que se utiliza para anestesiar; insectos muertos a su lado; pinturas fosforescentes, y pruebas que se lo hacen en vida, por el pataleo agónico".
Tras analizar cientos de casos en todo el mundo, Monedero establece dos tipos diferentes de actuaciones, dentro del fenómeno. A uno lo denomina "quirúrgico", porque los cadáveres presentan cortes, de un ángulo de 45 grados, en ocasiones circulares, "de trazado preciso que recuerda poderosamente las técnicas utilizadas en la moderna cirugía". De estas mutilaciones "quirúrgicas" enumera 33 características comunes a todos los casos.
En el segundo tipo, el de "punción", los animales son hallados con una punzada, o dos o tres, a la altura del cuello, hendiduras que pueden tener desde cuatro-cinco milímetros hasta 2,5 centímetros. "También aparecen vacíos de sangre, sin órganos internos (pero externamente, más o menos normales)." Y si en los de tipo "quirúrgico" aparece un animal solo, "o como máximo dos o tres, muy separados en un terreno, en los de ‘pulsión’ siempre de trata de grupos, de diez o quince, hasta rebaños enteros. En Navarra, encontraron un rebaño de 250, todos muertos en una noche".
Las diversas hipótesis
¿Quién y porqué mata a estos animales? Monedero, que dedica un capítulo a descartar las teorías que atribuyen estos hechos a sectas o animales desconocidos del hombre, como el supuesto "chupacabras", reconoce que "le he dado muchas vueltas. Además de la investigación, el libro ha sido un trabajo laborioso de meditar, de contemplar todas las explicaciones".
En su opinión, habrían diversas hipótesis plausibles, y subraya que no hay que caer en el error de dar una única explicación a todo el fenómeno. Una relacionaría estos hechos con "la investigación biológica, o farmacéutica, porque, para una empresa de estos sectores, sería más facil y barato hacer esto que disponer de unas instalaciones". ¿Los extraterrestres serían otra hipótesis? " ¿Por qué no? Tampoco pondría la mano en el fuego".
-¿Y estas muertes no han dado pie a procesos judiciales?
-Sí, incluso con participación del FBI, pero siempre llegan a una vía muerta. O dejar ir una explicación que no convence a nadie. o se quedan como casos no resultos.
-¿Así pues?
-Son tantos casos, que simplemente encuentro que no tiene explicación. Es algo inexplicable.
LOS DATOS
Título: "Muertes y mutilaciones extrañas de animales"
Autor: Jordi L. Monedero
Editorial: Autoedición
Precio: 17 euros