El primer tramo de la temporada Terrassa Música Moderna en este 2017, antes del paréntesis que supondrá la celebración del Festival de Jazz, no pudo tener mejor colofón; Pau Vallvé congregó a numeroso público el domingo, deseoso de escuchar en directo las canciones de su nuevo disco, “Abisme cavall hivern primavera i tornar”, un álbum doble con veintidós canciones sin desperdicio.
Pau Vallvé recién estrena gira, y estrena banda. La fase de cohesión de su directo está aún en proceso, sus canciones aún no han comenzado a volar. De momento suenan muy a imagen y semejanza del disco, por lo que su concierto apenas deparó sorpresas, si acaso la gran pegada de la batería que en ocasiones eclipsó el sonido del resto de la banda.
Con todo, fue un gusto poder escuchar al artista interpretar canciones surgidas en esa oscilación de emociones que suponen las catarsis, los cambios, los malos momentos… No resulta difícil ponerse en su piel en relatos por los que más o menos todos pueden sentirse identificados, desde un “Digue’m blat!” que se refiere a miedos universales, hasta “En un somni estrany”, que habla de sus personales utopías.
Canciones alegres
El músico ha intentado elaborar su repertorio a partir de las canciones más alegres de su disco, aunque ni en los momentos más luminosos, como “Que vingui l’hivern” o “Jo i la il·lusió”, renuncia a una cierta oscuridad.
Junto con las canciones más nuevas no olvidó recordar algunas de las joyas de su repertorio, temas como “Un gran riu de fang”, “Tots som millors” o “La mirada de la gent que no pot més” que dan idea de la categoría de un músico con una ingente discografía que parece haber encontrado la horma de su zapato en la autogestión.
Pau Vallvé se ha rendido a la evidencia de que el contacto directo con su público le resulta más rentable, pero eso no sólo es evidente en términos económicos; Pau Vallvé es un músico muy cercano, no sólo por canciones muy autobiográficas sino porque se muestra muy real encima del escenario, aunque sea bromeando y comparándose con un atormentado Thom Yorke. Lo ha dicho él, pero es cierto que algo tiene su música de esa épica preciosista del compositor inglés, sin que la música de Vallvé pierda ni un ápice de originalidad en un contexto, el de la música en catalán, que hace ya tiempo debería haberle encumbrado como se merece.
Habló Vallvé de su enfado en aquellos tiempos en los que formaba parte de la “industria” y trabajaba con gente que ni siquiera le caía bien, perdiendo dinero; puede que Vallvé haya perdido el tiempo en términos prácticos, pero no en los creativos. Es evidente que su última obra es una demostración palpable de que es capaz de crear un disco redondo, alternando canciones oscuras y luminosas que en directo adquieren toda su dimensión más contundente, sin renunciar a los detalles, a los matices que parecen más complicados y que sin embargo fluyen encima del escenario.
Pau Vallvé regaló a su audiencia no sólo un concierto que estuvo muy cerca de las expectativas creadas sino que además fue generoso con los bises (llegando a interpretar un tema fuera de repertorio en solitario) y alentando el feed back, especialmente con anécdotas muy personales y en general poco trascendentes que no renunció a compartir con su público. Lo bueno sería ahora volverle a escuchar dentro de unos meses, y ver cómo han evolucionado sus grandes, grandísimas, canciones.
LA FICHA
Pau Vallvé (voz y guitarra), Valen Nieto (telados, guitarras y voces), Darío Vuelta (bajo) y Víctor Garcia (batería.) Domingo, 12 de marzo. Nova Jazz Cava.