Coincidiendo con el 90 aniversario del nacimiento de Josep Maria Subirachs (Barcelona 1927-2014), el Centre Cultural Terrassa acoge desde ayer una exposición retrospectiva a través de la cual se reivindica la figura del escultor, muy conocido por ser el autor de las esculturas de la fachada de La Passió de la Sagrada Família pero que además ha firmado una gran cantidad de obra monumental. Esta producción ha acabado eclipsando aquellas obras que en realidad constituyeron la mayor parte de su producción: el conjunto de esculturas de pequeño y mediano formato que abarcan cuatro etapas bien diferenciadas de su trayectoria artística, y que nutren la muestra inaugurada ayer en dos de las salas del Centre Cultural.
La hija del artista y doctora en Historia del Arte Judit Subirachs-Burgaya se ha encargado de comisariar esta exposción titulada "Subirachs. Figuracions i abstraccions", la primera gran restrospectiva del escultor en Catalunya desde su fallecimiento en 2014, que además se presenta como el "preámbulo del Espai Subirachs, que se inaugurará dentro de dos meses y medio en el barrio del Poble Nou de Barcelona", adelantó ayer en rueda de prensa.
Se trata de un espacio que albergará el legado del escultor "para cumplir su voluntad" y que la familia abre de forma totalmente prinvada, sin contar con ayudas, "para ofrecerlo a la ciudad".
El local mostrará un centenar de obras, ochenta de las cuales podrán verse en nuestra ciudad hasta el próximo 13 de mayo. "Tratamos no tanto de reivindicar sino de redescubrir a Subirachs", subrayó la comisaria, un artista con "una trayectoria larga y prolífica que se inició a finales de los años 40, cuando tenía 21 años." Muy influido por su maestro Enric Casanovas, siguió en una primera etapa la estética postnoucentista, de la que pronto se alejaría para abrazar el expresionismo. En aquel tiempo optó por una "figuración expresionista, con formas angulosas de cánon distorsionado y un tratamiento minucioso de las texturas", tal como describe Judit Subirachs.
En Europa
Aquella etapa coincidió con el primer viaje a París de Subirachs, con una beca del Instituto Francés; el descubrimiento de Europa causó en este artista nacido en el seno de una familia obrera del Poblenou un gran impacto. Tras sus primeros viajes se instaló en la capital belga, Bruselas, entre los años 54 y 56. En ese período se convirtió en escultor profesional.
El recorrido continúa con la etapa abstracta que desarrolló poco después, "un lenguaje nuevo" en el que predominó "el dominio del espacio, la fuerza del ritmo y la mezcla de materiales y técnicas." Mientras consideraba que la "abstracción era el lenguaje más adecuado para las artes plásticas," a los 30 años se convirtió en el primer artista en colocar una figura abstracta en plena calle en Barcelona, concretamente frente a las Llars Mundet. Con todo, esta obra -"Forma 212"-, al situarse en una zona un tanto escondida, no tuvo tanta repercusión como la que tres años más tarde instalaría en La Barceloneta, "Evocació marinera", de la que se encuentra una versión en la muestra del Cultural.
La etapa abstracta fue muy prolífica, pero hacia finales de los años 60 el artista "se dio cuenta de que el lenguaje abstracto no llegaba a todo el mundo y que era un poco elitista", por lo que optó por la neofiguración, con "una figura siempre fragmentada" en el que "integró la volumetría, el erotismo, el mundo onírico y el literario, y compaginó analogías, dualidades y oposiciones."
Cuando el artista tenía ya 60 años y una trayectoria "muy consolidada" recibió el encargo de la Sagrada Família. En aquel período inició "en paralelo, en la intimidad del taller una serie de obras libres en las que recuperó el lenguaje de la abstracción." Sin embargo, en 2004 comenzó a desencadenarse una grave enfermedad neurodegenerativa que le impediría desarrollar sus esculturas (un arte que requiere muchas habilidades) por lo que se refugiaría en la pintura. No en vano fue un artista polifacético que además creó grabados, litografias, carteles, tapices, escenografías y diseños de joyas y medallas.
De este modo, la exposición tan sólo contiene una parte de la larga y prolífica trayectoria de Subirachs, un artista con "una trayectoria muy coherente que, aunque vaya cambiando el lenguaje, tiene un hilo conductor." Fue la suya una vida "totalmente dedicada al arte que ahora se muestra en Terrassa a través de cuarenta esculturas, veinte pinturas y quince dibujos. Entre estas obras hay alguna representación de las obras monumentales del artista en el Monestir de Montserrat o en la Plaça Catalunya (con su momumento a Francesc Macià), pero no hay mención de su trabajo en la Sagrada Família, como sí ocurrió en una retropectiva celebrada en China que fue visitada por 800 mil personas.