Los espectáculos de la compañía de Víctor Ullate son una garantía y como tal, "El Amor Brujo", representado el sábado en el Centre Cultural de Terrassa no defraudó. Todo lo contrario, la obra creada por Manuel de Falla, de la que Ullate ha hecho su versión particular, nos cautivó por la fuerza y el vigor que desprende y sobre todo porque todos los bailarines, desde los protagonistas hasta el conjunto coral, derrocharon una energía imparable. Los bailarines de Ullate tienen un nivel altísimo, son dúctiles, moldeables, elegantes, por lo que son capaces de bailar igual de bien un paso clásico que uno de contemporáneo. Ullate presentó en Terrassa un "Amor Brujo" que estrenó en Madrid hace un par de años, en 2015, cuando se cumplía un siglo del estreno de este ballet creado por el compositor andaluz sobre un libreto de Gregorio Martínez Sierra y que sobre el escenario protagonizó Pastora Imperio. No era la primera vez que el coreógrafo se retaba a esta obra del músico gaditano. Ullate había estrenado su primera versión en 1994 en el teatro de La Maestranza de Sevilla.
En su nueva mirada, la de 2015 que acogió el Centre Cultural, el sábado, Ullate ha extendido la pieza incorporando canciones populares de Falla ("Nana", "Polo" y "Asturiana", también de 1915) y música de Luís Delgado y de los suecos In Slaugther Natives. Asimismo ha añadido proyecciones con efectos lumínicos especiales.
El resultado del espectáculo como decíamos en el preludio, gustó y mucho a tenor de las ovaciones que la compañía, con Ullate al frente, recibió al final de su interpretación y durante la misma. "El Amor Brujo" es una historia de amor y pasión pero no plácida. Tiene como protagonista a Candela, una joven atormentada por un antiguo amor, José, que se le aparece continúamente como un fantasma y no la deja vivir. Candela, ahora enamorada de Carmelo, quiere borrar esa pesadilla y para ello recurre a una pitonisa, quién lleva a cabo un maleficio para ahuyentar los malos espíritus.
A flor de piel
El relato dancístico que brindan los bailarines de Ullate nos sumerge de lleno en este drama de sentimientos a flor de piel ambientada en la cultura gitana con sus mitos y ritos ancestrales. El discurso coreográfico es muy libre. Enlaza figuras de necolásico con otras más contemporáneas dando mucho protagonismo a todo el cuerpo, a la mirada, al gesto, a manos y brazos. Todos los cuadros de baile se apreciaron bellos. Fue una delicia ver los pasos a dos de Candela con José y de aquella con Carmelo, y nos sedujo la protagonista en "La danza del fuego" y "La danza del fin del día", las más conocidas de la composición popular de Falla.
"El Amor Brujo" de Ullate nos prendió, nos embrujó en muchos momentos pero en otros nos desconcertó. Quien escribe hubiera preferido un espectáculo más nítido sin tanto efecto lumínico de fondo. En el cuadro de la noche de terror, por ejemplo, que dicho sea de paso duró demasiado, la proyección de murciélagos en una atmósfera, nebulosa y oscura, redujo a los bailarines a un segundo plano. Tampoco la música moderna de los daneses pareció dialogar en armonía con la española de Falla.
Ullate siempre se ha caracterizado por un espectáculo total, cuidando la danza, la expresión, el vestuario, la luz y la música. Lo consigue de nuevo pero creemos que "El Amor Brujo" ganaría mucho más desnudo del audiovisual, que puede estar de moda pero ahí no encaja.
"EL AMOR BRUJO"
Compañía: Ballet de Víctor Ullate. Roles principales: Marlen Fuerte (Candela), Dorian Acosta (José/Espectro), Josué Ullate (Carmelo). Música: Mauel de Falla, Luís Delgado y In Slaugther Natives. Día 25 de febrero. Centre Cultural Terrassa