El debate sobre la Festa Major de Terrassa es recurrente, pero en los últimos años va tomando forma en torno a la necesidad de que se renueve para hacerla más moderna y más participativa. El año pasado ERC y TeC presentaron una propuesta al pleno en la que abogaban por una renovación de la fiesta en torno a los protocolos para hacerla más moderna, participativa y cercana a la ciudad. En aras del consenso, se acordó con el equipo de gobierno retirarla y canalizar la inquietud a través de la comisión de cultura del Ayuntamiento. Es de suponer que se estará en ello. En cualquier caso, podría decirse que aquel fue el punto de partida formal de lo que será, de producirse, de la renovación de la Festa Major de Terrassa.
La cuestión de la Festa Major volvió a surgir en el pleno de febrero, el pasado jueves. En esta ocasión, a través de una trabajada propuesta de CUP sobre la posibilidad de llevar a cabo un proceso de participación ciudadana para elegir los conciertos del programa, al estilo de lo que, parece ser que con éxito, se ha llevado a cabo en Mallorca. La margen de la polémica entre la CUP y el concejal de cultura, Jordi Flores, por este asunto y del hecho de que fuese rechazada por el pleno, la propuesta no cayó en saco roto. TeC, ERC e incluso el Partit Popular consideraron que sería bueno estudiarla en profundidad y presentarla a la comisión de cultura para que sea valorada de forma conjunta con la que los dos partidos de izquierda presentaron el año pasado.
Teniendo en cuenta que es de esperar que a partir de ahora los procesos participativos en Terrassa se lleven a cabo de forma rigurosa y con plenas garantías, no debemos valorar la propuesta de CUP desde los problemas de las experiencias negativas llevadas a cabo hasta ahora, sino desde el posibilismo. Es probable que el juicio deba tener una base eminentemente técnica. El Ayuntamiento ya llevó a cabo en alguna ocasión una consulta de ese tipo, pero no se hacían públicos los resultados y es de suponer que se tenían en cuenta como referencia de los gustos de los terrassenses que votaban.
Sea como fuere, el debate sobre la Festa Major, que es saludable y positivo que exista, no debe hacernos desmerecer nuestra fiesta, una fórmula de éxito amparada por la participación excepcionalmente activa de las entidades de la ciudad. Es bueno hablar de todo y, cómo no, también de la Festa Major.