El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha asegurado hoy que no va a “tratar ni comerciar” sobre un proceso secesionista que “pasa por encima de la Constitución”, conduce a la “fractura de España” y a la “liquidación de la soberanía nacional”.
“Nadie nos puede pedir que seamos cómplices de esa arbitrariedad y no lo vamos a hacer”, ha remarcado el líder el PP en el discurso de clausura del XVIII congreso del partido, donde ha remarcado que el proceso secesionista catalán “es un disparate” y que no permitirá “nunca” un referéndum que vulnera la Constitución y busca la ruptura de España y Cataluña.
Rajoy, que ha centrado la mayor parte de su intervención en el desafío catalanista, ha advertido además que “un proceso de secesión no es una poda agradable hecha por un jardinero, por un amable jardinero, sino un amputación terrible y dolorosa que no hay cirujano que salve”.
Y ha incidido en que nadie puede reclamar, y menos un responsable político, al Gobierno, que incumpla la Constitución y la ley, que es lo que supondría separar Cataluña de España cuando la soberanía corresponde a todos los españoles
El jefe del Ejecutivo ha recalcado que no se está planteando un mero debate sobre el modelo de Estado y su articulación territorial, sino la eliminación de la soberanía nacional y, para ello, se están saltando la ley “a la torera” y los derechos de los españoles.
Pero ha insistido que, respecto al cumplimiento de la ley, no es posible negociación alguna. “Es el abc de la democracia” y “se entiende, salvo que de forma premeditada no se quiera entender, que es lo que está ocurriendo”, ha subrayado.
Rajoy ha admitido que la Constitución se puede cambiar si así lo deciden todos los españoles, aunque no lo ha recomendado, porque juntos se está mejor que separados.
“Dejado claro este asunto, es evidente que estamos dispuestos a dialogar”, ha asegurado, porque “hablar es importante y no hay que dejar nunca la silla vacía”, ha dicho en alusión a la ausencia del presidente catalán, Carles Puigdemont, en la reciente Conferencia de Presidentes autonómicos.
Por eso, ha ofrecido un “sí rotundo y nítido” al diálogo, pero “sin imposiciones, monólogos, contratos de adhesión y, por supuesto, sin saltarse la ley”.
Y ha querido recordar a la “inmensa mayoría de catalanes que se sienten españoles” para decirles que el Gobierno y el PP les sienten “muy cercanos” y que nunca les va a abandonar.
También se ha dirigido a los catalanes “engañados en su buena fe”, a los que les han ofrecido lo que no es posible, colocado el “señuelo” de la independencia como remedio de todos los males y ocultado los “enormes perjuicios” y consecuencias políticas, económicas y sociales que acarrearía la ruptura con España.
Entre ellas, ha citado la salida de la zona euro, de la Unión Europea, del mercado único o la imposibilidad de sostener los servicios públicos y las prestaciones sociales.
Y ha marcado tres tareas prioritarias respecto a Cataluña: recuperar las instituciones para que vuelvan a estar al servicio de todos los catalanes con independencia de sus convicciones políticas; reconstruir la cohesión interna y buscar un nuevo espíritu de concordia interior que aleje los extremismos.
“Por nuestra parte, España va a seguir siendo España”, ha asegurado y ha concluido con una advertencia: “Nadie nos va separar ni arrebatar lo que tantos esfuerzos nos costó conseguir: la España actual, la mejor España de la historia”.