Mariano Rajoy cumplirá mañana cien días investido por segunda vez como presidente del Gobierno, un periodo que considera que ha permitido acuerdos de calado con varios partidos, entre ellos el PSOE, y que aspira a que sean la guía de actuación para una legislatura fructífera y de largo recorrido.
Fue el pasado 29 de octubre cuando Rajoy consiguió por segunda vez la confianza del Congreso, tras dos elecciones generales y casi diez meses en funciones.
Dos días después juró su cargo y el 3 de noviembre anunció la composición de su nuevo Ejecutivo con el compromiso de ofrecer un diálogo permanente para que una legislatura a priori muy complicada por la distribución de fuerzas en el Parlamento se convirtiera en una oportunidad para sacar adelante medidas de calado.
Fuentes del Gobierno aseguran a Efe que cien días después de su investidura, Rajoy considera que la senda seguida en este tiempo debería ser un modelo de actuación que tendría que tener su continuación inmediata en la aprobación de los presupuestos generales del Estado.
Ese es uno de los objetivos del Ejecutivo a corto plazo y para ello está multiplicando sus llamadas a la responsabilidad del PSOE con la confianza de que actúe como lo ha hecho en los últimos meses.
En ese contexto, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, confió ayer en el apoyo de la oposición para un proyecto de ley de presupuestos que se presentará en las próximas semanas y que espera que pueda aprobarse al inicio del verano.
Y esta semana el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, tras la reunión del Consejo de Ministros, pidió a los socialistas que no se queden en apriorismos, que tengan la mente abierta y que piensen en lo que más le conviene a España sin anteponer los intereses partidistas.
“Decir que los rechazan sin conocerlos no tiene sentido y no es coherente con la aprobación del techo de gasto”, advirtió.
El acuerdo que permitió fijar ese techo de gasto junto con la aprobación de los objetivos de estabilidad y deuda pública es uno de los más relevantes para el Gobierno, que espera que sea culminado con un nuevo texto presupuestario avalado por las Cortes.
Pero el Ejecutivo y el propio Rajoy, tanto en público como en privado, enumeran otras iniciativas destacadas que han sido posibles en poco más de tres meses y que consideran un ejemplo de la vía por la que debería transitar la legislatura.
Así, se acordó subir el salario mínimo interprofesional un 8 por ciento (el mayor incremento en treinta años), se aparcó la aplicación de la Lomce y se consensuó crear una subcomisión parlamentaria para el pacto educativo.
También vio la luz el decreto ley para facilitar que los afectados por las cláusulas suelo de las hipotecas puedan recibir cuanto antes el dinero que les corresponde, el decreto de medidas frente a la pobreza energética y el impulso del sistema nacional de garantía juvenil para fomentar el empleo de los jóvenes.
A todo ello el Gobierno suma el reinicio del diálogo social con empresarios y sindicatos, la negociación para la renovación del Pacto de Toledo sobre las pensiones y los acuerdos logrados en la Conferencia de Presidentes.
En todo ello ha tenido también un papel activo Ciudadanos, partido al que el Ejecutivo lanza mensajes de que le considera su socio prioritario después de que firmara un pacto para la investidura de Rajoy.
Pero es consciente de que aunque pueda lograr en ocasiones el respaldo de otros partidos como el PNV, como ya ha ocurrido, sin la contribución del PSOE sería muy difícil que la legislatura avanzara en condiciones de estabilidad.
Por ello, aunque todas las declaraciones de los miembros del Gobierno en torno a la situación interna del PSOE se limitan a expresar el máximo respeto, en privado se reconoce que la experiencia vivida con Pedro Sánchez como líder socialista no presagia un horizonte de colaboración en caso de que recuperara esa responsabilidad.
A la espera de la evolución de los acontecimientos, Rajoy transmite que los acuerdos en los primeros compases de su nuevo mandato abren un horizonte esperanzador y tranquilizador.
Pero en ese horizonte aparece la intención de los independentistas catalanes de seguir adelante con sus planes de convocar un referéndum.
Rajoy asegura que no lo habrá, que hará que se cumpla la ley y que mantendrá su oferta de diálogo pese a que la respuesta de los soberanistas aleja la posibilidad de un entendimiento.
Y espera que ante esa actitud que considera un desafío, el PSOE siga estando al lado del Gobierno.