El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz ha superado un cáncer hepático que le diagnosticaron en marzo de 2016 y se encuentra en la recta final de la convalecencia, hasta el punto que afirma que ya está a entre el 75 % y 80 % de su capacidad física.
En una entrevista que hoy publica El Periódico de Cataluña, con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, Fernández Díaz desvela que ya ha superado el cáncer, que le fue diagnosticado en marzo de 2016 y por el que durante ocho meses se sometió a un tratamiento mediante radiombeolización hepática selectiva en la Clínica Universitaria de Navarra.
“Estoy bien. Gracias a Dios, estoy curado. El magnífico trabajo del equipo médico me ha salvado y para ellos solo tengo palabras de gratitud y reconocimiento. Yo ahora me siento muy bien, y lo que estoy es esperando a estar al 100 % de mi capacidad para reincorporarme al trabajo”, afirma Fernández Díaz, actualmente presidente de la Comisión de Peticiones del Congreso.
En la entrevista, Fernández Díaz explica que cuando le diagnosticaron el tumor maligno hepático era ministro de Interior en funciones, por lo que solo lo comunicó a su círculo íntimo y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que en todo momento le brindó “un apoyo y una comprensión extraordinarios”.
De hecho, hasta el momento únicamente había trascendido, en noviembre pasado, que Fernández Díaz había sido sometido a una larga intervención de una lesión hepática grave de la que estaba siendo tratado en la Clínica Universidad de Navarra, con sede en Pamplona.
“Recuerdo que cuando, tras la revisión correspondiente, los médicos me anunciaron que estaba curado, me dijeron: ‘no olvides que estás curado y has salvado la vida’. A mí se me quedó grabado: no es que me haya curado de una apendicitis, es que he salvado la vida”, indica el exministro.
Para Fernández Díaz, una experiencia de estas características “supone un punto de inflexión” en la vida de una persona. “Qué duda cabe de que cuando vives una patología de estas características, hay un antes y un después en tu vida. Esa conciencia de que somos seres mortales te enseña a dimensionar las cosas”, reconoce.