Opinió

IPC 

Hemos vivido con el pánico metido en los huesos por culpa de la recesión económica, de las pésimas consecuencias que un descenso de los precios sostenido puede provocar a cualquier economía, a la preocupación absoluta por la subida desmedida del IPC. Empieza el año con un aumento de los precios del 3 por ciento, motivado por el encarecimiento, esencialmente, del petróleo y la electricidad. El dato es especialmente relevante si tenemos en cuenta que 2016 empezó con el 0,1 por ciento de inflación.

El problema es que no sabemos si ese aumento va a ser coyuntural o vamos a vernos sometidos a la volubilidad de una economía descontrolada. Las cifras macroeconómicas españolas no resisten demasiado la comparación con las europeas, porque a pesar de que el IPC ha crecido en un 3,2 por ciento, no olvidemos que el paro lo tenemos por encima del 18 por ciento y que la media del IPC en Europa está por debajo del dos por ciento aún sufriendo también el aumento de provocado por el petróleo y la electricidad.

Por otra parte, tengamos en cuenta que ese 3,2 por ciento ha sido posible gracias al reajuste económico que ha significado la reducción en los salarios. No se puede hablar de contención salarial, sería una falacia. Los salarios, en general, se han reducido para llevar a cabo la devaluación que antes se conseguía con la moneda. Esa competitividad que se gana con los salarios tiene el aval de la contención de la inflación. Si ahora empiezan a subir los precios y los asalariados pierden todavía más poder adquisitivo puede generarse una situación ciertamente compleja.

No pacto

Bien, pues ya se ha desojado la margarita. La ejecutiva del PSC, de forma unánime, se alineó con la tesis que avanzó hace ya algunas semanas el alcalde Ballart en torno a la oferta de pacto de gobierno con TeC a costa de romper con PDeCat. Los socialistas terrassenses consideran que el pacto de gobierno tiene recorrido y apuestan por mantener su política de acuerdos concretos en asuntos concretos. La actitud contemporizadora de TeC, con el consenso en torno a la municipalización del agua como catalizador, y el apoyo recibido en temas tan importantes como las ordenanzas fiscales y los presupuestos, hacen al PSC entender que mejor no "meneallo", de momento.

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