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“Sólo me faltó la medalla olímpica”

Abel Antón es uno de los grandes nombres propios de la historia del atletismo español. Doble campeón del mundo de maratón (Atenas 1997 y Sevilla 1999), el domingo corrió la Mitja Marató de Terrassa en la que ocupó la posición 49 de la general con un tiempo de 1.24’57". Esa marca le dio el segundo lugar en la categoría M50, por detrás de su amigo Martín Fiz que le acompañó en la cita terrassense. Era la segunda vez que Antón acudía a la Mitja, después de hacerlo en 2003.

¿Qué recuerda de su primera participación?
Era una prueba que estaba empezando. Todo era distinto, desde el circuito a la organización. Y corría mucha menos gente. Pero le diré que mi mejor recuerdo de aquella estancia fue un concierto de jazz que me llevaron a ver en la Jazz Cava.

¿Ahora observa el atletismo bajo otro prisma?
Ahora nuestro papel es promocionar las carreras, estar con la gente, que nos vean, que sepan que aún corremos aunque haga años que nos hemos retirado. Seguimos teniendo tirón entre la gente, porque les gusta estar cerca de alguien que ha sido campeón del mundo. Corren contigo, pero quieren ganarte a la vez. Nosotros, Martín Fiz y yo, disfrutamos porque correr es nuestra vida.

¿Qué le queda de una carrera tan prolífica como la suya que llegó a su punto álgido en el tramo final?
Ya en categorías menores era el mejor atleta español. Y con 21 años era el mejor en la prueba de 5.000 metros. Pero sí que es verdad que en la parte final de mi trayectoria, cuando pasé a correr la maratón, es cuando conseguí mis mayores éxitos deportivos. Ganar dos Mundiales no lo había hecho nadie, fue fantástico. Y ser primero en las maratones de Berlín y Londres es algo muy difícil para un atleta español, sobre todo ahora con el dominio de los africanos. Esos cinco años corriendo maratón fueron magníficos.

¿Llegó tarde a la maratón, debería haber dado el salto antes?
Yo quería haberlo hecho antes, sí. En concreto en los Juegos de Atlanta, pero no fue posible porque el equipo español estaba copado con Martín Fiz, Diego García y Alberto Juzdado. Corrí los 10.000 metros y fuí finalista olímpico igual que en Barcelona, cuando acabé octavo en los 5.000. Haber dado el paso dos años antes hubiese sido lo ideal.

¿Qué tenían ustedes que eran capaces de ganar a los atletas de raza negra?
Hay muchos factores que influyen. Teníamos otra casta, porque la mayor parte de nosotros salíamos del cross, desde familias humildes, del esfuerzo diario. El atletismo era nuestra vida, si no lo hacíamos bien teníamos que trabajar de otra cosa. Y es evidente que poseíamos unas facultades indudables y una buena cabeza para competir. Yo siempre que iba a una competición era para divertirme, no para sufrir. Era cuando mejor lo hacía.

Pero ahora batir a un atleta africano parece una quimera.
Nosotros corríamos en tiempos muy cercanos al récord del mundo, por lo que tampoco estábamos tan lejos de los africanos. Y cuando salías en una gran competición, por ejemplo en Sevilla a 40 grados de temperatura, igual el africano no tenía muy claro que tenía que beber cada cinco kilómetros o cómo tenía que entrenar previamente. Nosotros éramos profesionales, gestionábamos todo eso. Actualmente la diferencia en los tiempos de los atletas españoles con los africanos es mucho mayor.

¿Una generación como aquella es irrepetible?
Pienso que no. En nuestra época se vivió un gran momento del atletismo español a nivel internacional. Durante ocho años fuimos los mejores del mundo en maratón. El atletismo interesaba, la gente seguía las pruebas, éramos deportistas populares. Ahora no tenemos esos ídolos, pero pienso que en cualquier momento pueden surgir atletas de primer nivel.

¿Su mejor recuerdo es el triunfo en el Mundial de Sevilla?
Desde luego. Fue muy bonito ganar el primer Mundial en Atenas, porque allí no era nadie y gané a Martín Fiz que era campeón del Mundo. Y en el circuito emblemático entre Maratón y Atenas. Pero ganar en Sevilla, ser el primero en hacerlo dos veces, hacerlo en tu país, con aquel estadio lleno a rebosar… Fue el momento más visto del atletismo en televisión.

¿No haber subido a un podio olímpico es lo peor?
Es lo que me ha faltado. Soy campeón de Europa y del Mundo, pero no he subido a un podio olímpico. He estado en cuatro Juegos y estoy contento con lo que he hecho porque no todo el mundo tiene un diploma. Mi oportunidad fue en Sidney y no la pude aprovechar. Tuve una lesión, no entrenaba bien y no estuve a mi nivel. Con 37 años era el momento de retirarse.

Después se incorporó a la vida política. Primero como concejal de Deportes en Soria y después como senador del Partido Popular. ¿Qué hace un deportista como usted en el mundo de la política?
Ya he vidido dos parcelas bonitas, la deportiva y la política, y ahora estoy más a gusto que nunca. Se está mejor fuera de la política y no tengo ganas de volver. Con 54 años ya no es el momento.

¿Si le pregunto por el presidente del Gobierno, qué me dice?
Es un hombre muy moderado, pero le falta un poco de carisma. Muchos en el Partido Popular apostamos por un cambio de presidente porque nos parece un poco soso. Su moderación ha sido buena para el país, aunque igual en las últimas elecciones no se debería haber presentado.

¿Le gustaría otro líder?
Sí, otra persona más carismática.

¿José María Aznar?
Ni mucho menos. Tuvo sus ocho años como presidente y ahora debería olvidarse de la política y dedicarse a otras cosas, hacer el bien por el país pero de otro modo. Meterse en la política de otros no me parece bien.

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