El "Cascanueces" es uno de esos espectáculos familiares interesantes de los 0 a los 99 años, atrayente y enriquecedor por su música, por el arte que se destila de sus coreografías, por la imaginación que se aplica en la puesta en escena, en el vestuario, por una historia en la que la magia interviene en muchos sentidos.
Así también lo entendieron los numerosos espectadores que llenaron el sábado el Cente Cultural, atraidos no sólo por uno de los ballets más famosos del mundo sino también por la posibilidad de disfrutar de un espectáculo de nivel a un precio más asequible.
El Centre de Dansa de Catalunya es el centro formativo responsable de una producción que está muy lejos de tratarse de un festival de fin de curso. Cierto es que existe una cierta desigualdad entre los participantes, ya que en el montaje participan bailarines de un amplio abanico de edades, aunque todos muy jóvenes. Los benjamines, en este caso, fueron dos pequeños de 11 y 12 años: Olmo Verbeeck e Hilda Gambús.
Junto con los bailarines más experimentados, en este montaje coexisten solistas que tienen muchas posibilidades de convertirse en profesionales. El caso más claro es el de jean Pires, un bailarín de origen brasileño que se encuentra al cien por cien becado por la escuela. Es un joven con "mucho talento", tal como destaca la codirectora del centro Roser Muñoz, cuyo trabajo destacó en muchas ocasiones a lo largo del espectáculo, y especialmente en los pasajes solistas.
El papel de solistas también lo defendieron con soltura Júlia Figueres (en el papel de Clara), Joana Torelló (como el Hada de Azúcar) e incluso, aunque con un personaje de menor protagonismo, Daniel Domínguez (como el mago.)
Segunda parte
Y si la primera parte de "El Cascanueces" contiene ya elementos especialmente atractivos para el respetable, lo cierto es que en la segunda parte es cuando se despliega el ballet en todo su esplendor; Chaikovski, el autor de la música, reserva para este momento muchas de sus piezas más brillantes, que además propician un mayor lucimiento de los bailarines, un elenco muy variado e integrado exclusivamente por alumnos de la escuela.
La protagonista, Clara, se introduce en ese momento en el reino mágico a través de su sueño, y es cuando comienzan las variadas danzas que más aplausos arrancaron entre el público; la española, la árabe, la china, y muy especialmente la rusa, agradaron especialmente a los presentes. A estos se añadieron los fuertes aplausos que también recibieron los solistas. Todos ellos bailaron una adaptación de Roser Muñoz y Joan Boix de una coreografía del maestro André Prévin.
La producción sumerge al público también en la historia con un par de pasajes del cuento en voz en off, y con las proyecciones que simulan un decorado. Pero si hay algo que realmente enriqueció la puesta en escena y ayudó a situar al público en la historia fue el vestuario de Gina Nunura.
Ya es el tercer año consecutivo que este "Cascanueces", en producción del Centre de Dansa de Catalunya, llega al Cultural. Y señal de la consolidación de este éxito es que el Cultural ha programado, por primera vez, una segunda función familiar de danza para el próximo 10 de junio, en la que se representará "Coppelia" a cargo de la misma compañía.