El pulso que libran Mina y el Ayuntamiento de Terrassa coincidiendo con el final de la concesión de la gestión del servicio del agua, el pasado diciembre, vive un nuevo episodio. La empresa ha publicado un artículo en su blog en el que replica las afirmaciones según las cuales el contrato de 1941 tenía como premisa el "no afán de lucro".
Mina admite como "cierto" que el industrial Josep Badrinas y el Institut Industrial esgrimieron un posicionamiento "patriótico" cuando impulsaron en 1941 el contrato municipal y que el concejal de Hacienda de turno mencionó el concepto "fines no lucrativos".
Pese a ello, la compañía entiende que "el compromiso final" mediante el contrato de 1941 "establece claramente que la compañía podrá obtener su justo beneficio industrial".
Retribución razonable
Desde entonces la incorporación de nuevos accionistas, en nuevos marcos legales, ha obligado a "retribuirles razonablemente".
Sin alguno de ellos, dice Mina, "el servicio de agua de la ciudad habría sufrido problemas más que graves, en un momento en que ninguna indústria tradicional contribuía a capitalizar Mina, ni el Ayuntamiento tenía capacidad financiera".
La concesionaria recuerda que algunos accionistas han vendido sus títulos y, entre ellos, el Ayuntamiento, a quien "se le compraron a un precio fijado por auditores externos, con un beneficio considerable".
La administración, afirma en su blog, también ha percibido dividendos "durante muchos años" como accionista.