La asociación LGTB Terrassa es una de las entidades sociales más activas de la ciudad. Sus socios llevan cuatro años luchando para erradicar la cisheteronormatividad
La asociación LGTB Terrassa nació en enero de 2013 con el objetivo de "erradicar la lgtbfobia, hacer prevalecer los derechos de la comunidad LGTB y ser un espacio de comunidad, reunión y reivindicación", explica su presidenta, Verònica Lafont.
"En cuatro años hemos hecho mucho trabajo, hemos conseguido un tejido de voluntarios muy grande, lo que nos hace ser más visibles. Hemos logrado posicionarnos como una asociación importante de Terrassa, donde cualquier duda sobre la temática LGTB viene referenciada a nosotros. Como activistas somos un punto de referencia en la ciudad y en la comarca", dice Lafont. "Estamos siempre maquinando cosas, siendo proactivos, creando nuevos espacios y actividades, buscando nuestros puntos débiles y mirando donde podemos mejorar", añade.
"Una de las cosas que más me gusta de esta asociación, comparándola con las organizaciones que hubo a partir del estallido del movimiento gay y lésbico de los años 70, es que hay hombres gays, mujeres lesbianas y trans. Además, hay tanto gente mayor, como jóvenes o muy jóvenes; hay mucha intergeneracionalidad", explica Lluís Rambla, uno de los socios. "Hasta hace unos cuantos años, cada uno de estos actores iba por su cuenta. Entender que la lucha es la misma, contra la ideología predominante de género, es una cosa relativamente reciente", destaca.
Actualmente, la asociación cuenta con varias comisiones y ofrece distintos servicios (formación, salud, cultura, ocio, feminismos, espacio trans y atención a las víctimas de lgtbfobia). Los socios se reúnen una vez al mes en asamblea para discutir sobre varios temas de su índole y proponer actividades, que la entidad siempre abre a toda la población de Terrassa y comarca. "Estamos siempre disponibles para la comunidad LGTB y para toda la comunidad en general", señala Àlex Biquert, que se encarga de la coordinación del grupo de salud.
Lafont considera que desde la fundación de LGTB Terrassa han cambiado muchas cosas, sobre todo, a nivel político y legislativo. "Hace dos años se creó una ley contra la lgtbfobia y para hacer prevalecer los derechos de la comunidad LGTB. Hace poco más de dos meses se despatologizó la transexualidad. Son dos hitos muy importantes que se han conseguido en los últimos años", asegura. Sin embargo, recuerda que hace falta que "la sociedad acompañe estas leyes".
"Nosotros pensamos que nuestra lucha no es la lucha sólo de las personas LGTB sino que es una lucha de toda la sociedad, una lucha también feminista", apunta Biquert. "Supongo que el hito final sería desarticulitzar este sistema de género que tenemos en el que la gente tiene que ser hombre o mujer y los hombres tienen que ser de una manera concreta y las mujeres de otra, y tienen que querer de una forma específica y deben tener un cuerpo determinado. La gente debería poder ser libre tal como es. Y en esta lucha estamos todos porque la cohesión social es cosa de todos. Es un tema que la sociedad tendría que tomar como suyo, no sólo nuestro colectivo", reivindica.
Transexualidad
A finales de octubre, el conseller de Salut, Antoni Comín, anunció que la sanidad pública catalana dejaba de tratar la transexualidad como una enfermedad mental, de forma que ya no se requeriría el diagnóstico psiquiátrico de disforia de género para someterse a un cambio de sexo. Según señala Biquert, este cambio "para nuestro movimiento es un hito tan importante como cuando logramos el matrimonio igualitario; hacía mucha falta".
Antes, para poder someterse a un cambio de sexo en el sistema sanitario público catalán "había que pasar por psiquiatría y te tenían que diagnosticar disforia de género. Tenías que pasar por enfermo y ni es un trastorno ni una enfermedad; la transexualidad es un hecho, está ahí, como la heterosexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad, los cis (personas cuya identidad de género y sexo biológico asignado al nacer son concordantes al comportamiento que a este le fue socialmente asignado), como que hay personas morenas y otras rubias. Este cambio supone libertad, supone poder decir yo soy así y no es que quiera, es que necesito esto (hormonas, cirugía…) y que no te pongan trabas", explica Carlos Castón, coordinador del espacio trans de la entidad.
"Lo más importante es que no tienes que pasar por un psiquiatra, que nadie te tiene que decir que tienes disforia de género y que "gracias" a este trastorno puedas tener acceso a las hormonas, a la cirugía… Hemos avanzado muchísimo. Era una angustia. Aquellas personas tenían que ir a interpretar el papel de su vida. Si querían hormonarse y/o operarse para ser un hombre, tenían que llevar el pelo corto, comportarse y vestirse como dice la sociedad que es un hombre. Ahora ya no hace falta", comenta Lafont.
En esta línea, Biquert señala que una mujer cis puede ser más femenina, más masculina, lesbiana "o lo que sea" y nadie le discute que es una mujer. "Cuando una persona con cuerpo de hombre que se siente mujer iba allí le preguntaban si le gustaba jugar con muñecas cuando era pequeño. A las personas con cuerpo de mujer que se sienten hombres les preguntaban si les gusta la mecánica. También preguntaban si te gustan los hombres o las mujeres. Y todo esto es inherente a tu identidad", apunta Biquert. "Una cosa es la identidad de género y otra la orientación sexual; no tiene nada que ver una cosa con la otra", añade Castón.
Con el sistema que había hasta ahora, "quedaba mucha gente excluida, sobre todo gente que no era normativa. Quedaba excluida gente con una edad avanzada. Fumar tabaco, tener el VIH o alguna enfermedad crónica también eran aspectos a tener en cuenta. Lo que hacían era decidir quién era hombre y quién era mujer. Ahora puedes decidir si quieres hormonarte, operarte, hasta donde quieres llevar tu transición o si no quieres modificar tu cuerpo y sólo quieres cambiar tu documentación y tu estilo de vida socialmente. Ahora se permite este abanico de posibilidades a la comunidad trans, que es muy diversa", explica Biquert. "Ahora también se supone que el cambio de DNI será más fácil aunque no creo que acepten los géneros no binarios (géneros que se refieren a aquellas personas que no se identifican ni como hombre ni como mujer)", añade.
Géneros no binarios
"Yo soy una persona que no me identifico ni como hombre ni como mujer y esto es independiente a si quiero modificar mi cuerpo o no. Yo simplemente quiero vivir como una persona a la que no se la etiquete constantemente como hombre o como mujer y lo intentaré a pesar de que sé que la gente todavía ve tu cuerpo y dice tú eres tal. Intento combatirlo con el nombre, los artículos,…", explica Biquert. "Y nosotros, desde LGTB Terrassa, intentaremos adecuar la sociedad para poder facilitárselo a estas personas porque no debe ser nada fácil. Son personas y punto. ¿Como las tratas si nuestro lenguaje es binario? Hay que buscar palabras que sean adecuadas para cualquier persona", reclama, al respecto, Castón.
"La sanidad, la educación, la sociedad… nada es inclusivo. Esto es un problema que a nivel de sistema nos afecta cada día en todos los ámbitos de nuestra vida. Lo último es que estamos intentando cambiar las leyes y no podemos hacerlo porque no existen las palabras para explicarnos", critica Biquert.
La lucha del colectivo LGTB es contra la cisheteronormatividad. "Se supone que todos somos cis y heteros y si no eres así te tienes que estar explicando. La diversidad no se contempla como una cosa normal", lamenta Lafont. "Lo ideal, según mi punto de vista, sería que a través de la educación, la sanidad y todos los aspectos de la sociedad se educara en esta diversidad. Esto haría que las generaciones actuales y las siguientes vieran que la diversidad es una cosa muy normal en el mundo natural", sostiene la presidenta de LGTB Terrassa.