Llegaba el año 1887. Terrassa te- nía entonces sólo 11.480 habitantes, pero ya era ciudad. Se le había otorgado ese título hacía diez años y se enorgullecía de ello. En la histórica librería de Juan Gorina -se hacía llamar “El Noi de la Pega” cuando se dedicaba a escribir- se vendían almanaques y dietarios a precios económicos para ese año que nacía. Entre los egarenses había preocupación porque circulaban monedas falsas, sobre todo pesetas de 1777 y también no pocos duros. Y había quejas entre la burguesía porque en el Teatro Principal se fumaba durante las funciones de ópera que se ofrecían esos días. ¡Incluso se fumaba en el mismo palco presidencial! Vaya, un escándalo. Mientras, la crisis caía como una losa entre los obreros, y eso sí que verdaderamente preocupaba. Las tensiones sociales fueron acentuándose y empezarían a marcar el ritmo ciudadano. Ya dos años antes se podía leer en el periódico El Eco de Tarrasa: “bien sabemos que la ciudad sufre los efectos de la persistente crisis fabril y de la pérdida de las cosechas y que por esto tiene en su seno tantas lágrimas que enjugar y sobradas miserias que socorrer”.
Un frío enero de hace 130 años
Pero en los primeros días de ese 1887 se vivían las fiestas navideñas. Como en otros años. Como siempre. Y hacía frío. Mucho frío. “Los primeros días de este año han sido de los más fríos que recordamos”, decían las crónicas. Se habían desgranado las doce campanadas y los terrassenses celebraron el inicio del año. Como siempre. Y ya se esperaba con impaciencia la llegada de los Reyes Magos. De Oriente, como siempre. Pero ese año sus majestades tuvieron a bien desfilar por las calles de la ciudad luciendo, a buen seguro, sus mejores atuendos. Y eso pudo no haber sucedido en Terrassa años antes o, al menos, no parece haber constancia clara de ello. Es difícil saber cuando realmente se iniciaron en nuestra ciudad las cabalgatas de los Reyes Magos.
Leemos en el periódico local El Eco de Tarrasa del 1 de enero del 1887: “Este año se dejarán ver los Reyes Magos en Terrassa pues sabemos que se prepara una lujosa cabalgata que recorrerá nuestras calles”. Y así fue. En la edición del día 9 se decía: “Nuestro aplauso a los organizadores. Proporcionaron amena distracción a este vecindario y aumentaron el entusiasmo de la gente menuda”.
Con todo, tres años antes, en el mismo periódico de enero de 1884 leemos: “Los alumnos de los colegios de San José y de San Antonio de esta ciudad y no sabemos si algún otro, salieron con banderas y músicas a recibir a los Reyes, según costumbre de otros años. Por la noche fue grande la algazara en las calles, invadidas de espesa niebla”. Por tanto, pudo ya existir alguna cabalgata que recorriera las calles más céntricas.
La historiadora Lourdes Plans, en su libro “La vida cultural i recreativa a la Terrassa d’ahir (1875-1931), indica que antes de que las cabalgatas de Reyes empezaran a celebrarse, “a molts llocs del Vallès el matí del dia 5 les colles de nois anaven a ‘ballar els reis’. Amb una banda de color de paper, cinturó amb espasa i corona al cap, capitanejats per un que portava una capa, també de paper, visitaven les cases cantant ‘Els tres reis d’Orient / van de llevant a ponent / amb l’estrella guiadora / que els guia cap a Betlem’. I tot seguir eren obsequiats amb fruita o llaminadures que guardaven en una cistella per berenar més tard. Al vespre es feia una representació de l’adoració dels Reis d’Orient que, amb el temps, s’ha convertit en el cavalcada”.
Hasta el inicio del siglo XX hubo años con cabalgata y otros en los que parece que no se organizó. Así, en 1898, leemos en La Comarca del Vallès: “Llegaron a nuestra ciudad, precedidos de una regia escolta de soldados a caballo y acompañados con una nutrida banda de música los Reyes Magos que recorrieron nuestras principales calles con ánimo de repartir juguetes y dulces a los niños que obedecen a los padres y a los maestros, dejando también sus aguinaldos para los niños pobres de la Casa de Caridad”.
Por todo el Centre
Esta tónica se mantuvo en los primeros años del inicio del siglo, es decir, ofrecer obsequios a los niños acogidos en la Casa de la Caridad, y un recorrido por el Centre, que en 1908 tuvo el siguiente trayecto: Sant Pau, Teatre, Sant Llorenç, Sant Isidre, Pantà. Suris, Rambla d’Ègara, La Rasa, Sant Pere, Raval, Cremat, Plaça Vella, major, Vall, Rutlla, Sant Genís, Baldrich, Sant Quirze, Topete, Sant Jaume, Puignovell, Font-Vella, Sant Antoni, Mas Adei, Nord, Societat, Creu i Sant Pere. En ese año, por iniciativa de la prensa egarense y con la colaboración del Ayuntamiento se organizaron también diversas actividades como por ejemplo “repartir dulces y juguetes para los tiernos hijos de las clases desheredadas de la fortuna”, como se decía textualmente en el periódico La Comarca del Vallès. Y se llevó a cabo una suscripción pública “encabezada con 50 pesetas por los periodistas terrassenses, 25 pesetas por el alcalde señor Vallhonrat y 50 pesetas por el presidente del Institut Industrial, señor García Humet”, dice el mismo periódico.
En el año 1916 la cabalgata de Reyes toma una nueva orientación de la mano del Centre Social que quiere darle un mayor protagonismo y también la continuidad que no había tenido. Se cumplen, por tanto, los cien años desde que esta entidad, nacida en 1878, tomara las rienas de lo que ya se convertiría en tradición. En La Comarca del Vallès leemos la escueta crónica que decía: “La cabalgata organizada por el Centro Social, con el concurso del Ayuntamiento que puso a disposición la banda municipal, resultó una fiesta brillante que dio inusitada animación a las calles con gran alegría de la gente menuda. Los niños de la Casa de Caridad y Asilo Busquets recogieron abundantes juguetes. Es una fiesta simpática que debiera conservarse.”
El recorrido
Aquel año, la cabalgata había salido a las cinco de la tarde desde la sede de la entidad hasta llegar al Sant Esperit para dirigirse después a la Plaça Vella, Font Vella, Sant Antoni, Creu, Nova, Passeig, Plaça Mossèn Jacint Verdaguer, Nord, Montserrat, Pantà, La Rasa, Doctor Zamenhoff, Sant Pere, Raval, Rambla d’Ègara, Sant Roc, Vall, Rutlla, Sant Genís, Baldrich, Sant Quirze, Topete y Sant Jaume.
Y sí, la cabalgata adquirió pujanza y continuidad, aunque en 1920 hubo “un contratiempo en el viaje que nos impide hacer nuestra entrada en esta ciudad en hora oportuna”, comunicaban los propios Reyes Magos en la prensa local. Pero sí llegaron los demás años puntualmente, cada vez con más carruajes, siempre con música. Por ejemplo en 1924 en que fueron acompañados por la banda del regimiento de Vergara de cornetas y tambores, o en 1929 con la Banda de Terrassa y las cornetas de la Creu Roja.
Los difíciles años 30
Llegamos así a los complicados años 30. Dos prestigiosas pastelerías de la ciudad, la Piera y La Lyonesa, anuncian en la prensa sus “gateau du Roi”, es decir, los típicos “tortells” o “gatons” como decían nuestros abuelos, propios del día de Reyes. En el recordado establecimiento de La Cuina Moderna se anunciaban juguetes de aluminio, y “articles de regal, gangues i ocasions” en el recordado comercio de “Cal 95”, tambiémn erecordado por nuestros abuelos, porque se ofrecían productos a 95 céntimos.
En el año 1932 hubo polémica y la cabalgata no se organizó. Pocas horas antes de iniciarse, la alcaldía comunicó al Centre Social que quedaba anulada. Para la misma hora se había convocado una manifestación, y el alcalde optó por suspender ambas actividades, Ello provocó la indignación del Centre Social.
El año 1935 retornó la cabalgata a la ciudad de la mano de la misma entidad. También se celebró en 1936. Pero fatalmente llegó la Guerra Civi.
Pasó la guerra, llegó la posguerra. El Frente de Juventudes se encargó de la organización de la cabalgata de Reyes pese a las protestas del Centre Social Catòlic. No fue hasta el año 1952 en que esta histórica entidad tuvo la satisfacción de recobrar la organización de una actividad sin la que no se entendería la festividad de los Reyes. ¡Ah! Y desde ese año 1952 el Patge Xiu-Xiu es quien encabeza la mágica comitiva, la cabalgata de la ilusión. Y volverá el próximo año.