Le cayó de casi todo un poco. La Policía Municipal pilló ayer a un conductor ebrio, en posesión de marihuana y con un montón de objetos de dudosa procedencia. Duplicó la tasa máxima de alcoholemia permitida en la conducción.
A medianoche, unos agentes locales pararon un coche que circulaba por la avenida de Josep Tarradellas. No lo interceptaron porque sí, sino por las sospechas que les despertó el transitar del vehículo: muy lento y haciendo eses.
Así que lo pararon y pronto advirtieron que el conductor daba síntomas obvios de impregnación alcohólica, por lo que el sujeto debió soplar. Los resultados de las pruebas fueron tan claros como la sintomatología: 0,55 miligramos por litro de aire espirado en el primer test, el de orientación.
Un gramo de maría
El conductor debió realizar después las pruebas de precisión, que llevó a cabo en la Jefatura, y los niveles alcanzados no distaron mucho de los anteriores: dio 0,58 miligramos en una prueba y 0,55 en otra. En todo caso, las tasas multiplicaron por dos los niveles máximos permitidos en la conducción. No acabaron con la sanción por la alcoholemia positiva las denuncias contra el individuo: según la policía, los agentes le confiscaron un gramo de marihuana, lo que le comportó otro expediente administrativo. Los guardias revisaron el interior del automóvil y encontraron material electrónico: cargadores, altavoces de telefonía móvil y un disco duro. También localizaron unas fundas.
Los efectos fueron decomisados por la policía local para averiguar su procedencia, pues el denunciado no pudo acreditar que era su propietario. Las indagaciones policiales permitirán conocer si el idenficado está implicado en algún delito relacionado con los objetos intervenidos.
