Desde que se inició el año y hasta noviembre, en Terrassa se han vendido un 10,9 por ciento más de coches que en el mismo período de 2015. A falta del último mes, los concesionarios locales han incrementado las matriculaciones con 283 unidades más que están en las calles con respecto al año anterior. Desde enero, las diferentes marcas automovilísticas han comercializado 2.870 vehículos en la ciudad. Las cifras constatan la tendencia al alza que se mantiene en un sector que desde finales de julio ya no cuenta con un incentivo que resultaba determinante para su futuro como el Plan PIVE.
Las críticas se sucedieron al Gobierno cuando éste decidió poner el punto final al apoyo en la compra de coches. Desde las asociaciones nacionales de vendedores y fabricantes se reclamó la necesidad de mantener este apoyo y de las consecuencias de no contar con esta ayuda. Ahora, cuatro meses después, se puede asegurar que aunque el ritmo de se ha ralentizado, lo cierto es que continúa la mejora de resultados. En Terrassa es verdad que en noviembre se matricularon prácticamente los mismo coches que en octubre. En concreto se comercializaron 260 vehículos, cuatro más que el mes anterior y algo menos que en noviembre de 2015, aunque ese mes fue "excepcional" en palabras del sector. De este modo, cuatro meses después de una medida que podía significar el fin de la recuperación, las ventas de coches superan los dos dígitos de mejora con respecto al año anterior, en el acumulado desde enero. La pregunta es obvia. ¿Qué otros sectores pueden presentar un incremento que supera los dos dígitos?
Nadie pone en duda que el Gobierno tomó una decisión acertada en septiembre de 2012, en plena crisis, cuando apostó por el Plan Pive para revitalizar las ventas y sobre todo conseguir reducir el creciente envejecimiento del parque móvil y las consecuencias que se derivan de ello, espacialmente en el ámbito de la seguridad vial y el medio ambiente. Desde esa fecha se promovieron hasta ocho planes Pive, con una inversión de 1.100 millones de euros. Los resultados han sido evidentes, pero también es preciso que este tipo de ayudas tengan un final ya que en caso contrario pierden toda su razón de ser. El Pive, unido a los procesos de reestructuración vividos por el sector, que han sido muy importantes, han permitido que ahora afronten su camino, solos, sin el apoyo que quizás también merecían otros sectores y del que no han disfrutado.