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Pepa, de 92 años y premiada con 1,2 millones: compraré un traje; lo que cueste

Pepa Aguado ganó este jueves un millón doscientos mil euros con el “Gordo” de la Lotería de Navidad y los repartirá entre sus dos hijos y sus nueve nietos. Para ella, que reconoce su edad avanzada y que debe “comer todo pasado por Turmix”, sólo se reserva “comprar un traje; lo que cueste”.
“Escuché un griterío y pensé ‘alguien se habrá caído'”, ha dicho hoy a Efe Pepa, de 92 años, en la residencia de ancianos Las Peñuelas, en el barrio madrileño de Acacias, muy cerca de la administración donde este jueves cayó casi todo el premio “Gordo” navideño.
También cuenta Pepa que respondió “¿Y a mí qué me va a tocar?” cuando alguien le dijo “¡te ha tocado!”. Y, claro, luego cayó en la cuenta de que le hablaban de la lotería, de la que había comprado tres décimos premiados cada uno con 400.000 euros.
Pepa Aguado dice que ella lo vivió “normal, con mucha tranquilidad”, pero narra lo que vio y escuchó en la residencia: “Unos lloraban, otros saltaban… hacían unas cosas muy raras…”.
Ella reconoce que es una persona mayor, que padece diabetes y tiene un problema con las cuerdas vocales, que para comer tiene que ser todo picado, pues -dice- “todo se pierde; ahora no tengo más que apariencia”.
Pepa, satisfecha, que únicamente se dará el capricho de comprarse un traje, es una de los numerosos ancianos de Las Peñuelas que tenían décimos del número 66.513 que este jueves cayó en la administración de lotería número 32, en el número 4 de la calle de La Esperanza, en el barrio de Acacias, distrito de Arganzuela.
La misma suerte, aunque con un sólo décimo le ha tocado a Julita Zabala, una peruana trabajadora de la residencia de ancianos, que anoche no durmió pensando en cómo va a repartir su premio entre la familia.
Julita dice que ese premio supone para ella “muchísimo dinero” y que con él aprovechará para quitarse la hipoteca y para hacer un viaje a Lima, a donde no va desde hace dieciséis años.
Mientras tanto, en la administración de la calle de La Esperanza, muchas personas atraídas por la noticia de la víspera, desfilan para cobrar reintegros o para comprar décimos para la Lotería del Niño, que el 6 de enero repartirá 630 millones de euros.
Ivonne y Ricardo, residentes en el barrio, que han pasado a cobrar veinte euros de un reintegro, dicen que les parece “emocionante y bonito” que el premio haya favorecido a una residencia de ancianos.
Y también ha ido al despacho de lotería Valentín, un hombre mayor que vive en Villaverde y que al saber que ha tocado el “Gordo” en este lugar se ha acercado: “Voy a pasar a ver si…”.
“Me gusta tocar la suerte, no que ella me busque a mí”, dice Valentín antes de comprar “un numerito para el Niño”.
También en “el Niño” deposita su esperanza Antonio, otro hombre vecino del barrio que “antes compraba” lotería de Navidad en esta administración, pero que, como tanta otra gente, no lo hizo en esta ocasión.

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