La temporada estable de danza del Centre Cultural Terrassa despidió el año con un espectáculo brillante protagonizado por las primeras figuras del Royal Ballet de Londres. La oportunidad de ver bailar en casa a las estrellas -nueve- de esta formación fue única y la gala anunciada cumplió con todas las expectativas. Fue un auténtico festín de baile clásico y también contemporáneo. El público, que llenaba hasta la bandera el Auditori Alfons Vallhonrat, premió su talento artístico, si cabe extraordinario de algunos solistas, como Steven MacRae, con intensas y largas ovaciones. No hubo fisuras. La interpretación, que ofreció pasajes espectaculares, fue tan bella como perfecta.
El "dream team" artístico nos cautivó en su conjunto pero como en muchas formaciones -continuado con el símil deportivo- en esta descubrimos también que hay un líder capaz de arrastrarnos a lo nunca visto. Fue a todas luces Esteven McRae. El bailarín, de origen australiano, brilló con luz propia en "Rhapsody" (Asthon/ Rachmaninov), bailando a dúo con Laura Morera, y en el solo "Czárdás", creado por el mismo.
Este bailarín se apreció, para quien escribe y muchos espectadores, con unas cualidades excepcionales, de otra dimensión. Sus piruetas en "Rhapsody" cortaron el aliento. McRae danza, salta, gira y gira sobre sus pies como una peonza, como un tornado, convirtiendo su danza al compás de la música en un espectáculo increíble, mágico. McRae puso el broche de oro a un espectáculo que ofreció piezas del clásico y contemporáneo, y que permitió constatar el talento de unos bailarines capaces de lucirse y desafiar cualquier reto.
El programa dedicó "pasos a dos" de las populares "La bella durmiente", bailada por Lauren Cuthbertson y Reece Clarke; "Romeo y Julieta", por Yasmine Naghdi y Mattew Ball; y "Coppelia", por Roberta Marquez y Alexander Campbell. En las tres obras, las parejas de baile ejecutaron el enlace de movimientos de braceo y el baile de puntillas con mucha elegancia, lo cual convirtieron cada uno de los fragmentos en una delicia. Del clásico también nos llegó "La Bayadera", a cargo de Roberta Marquez, quien se mostró expresiva, sensual y exótica de acorde con la composición.
En contemporáneo, el espectáculo también fue total y los bailarines se apreciaron cómodos rompiendo el corsé del clásico y liberando todo el cuerpo. Nos emocionó "After de rain", (Wheeldon/ Pärt), interpretada por Lauren Cuthbertson y Reece Clarke, por su extrema delicadeza en plena armonía con la bella partitura de Pärt. Nos atrapó la fuerza dramática de "Asphodel Meadows", (Scarlett/ Poulenc), a cargo de Laura Morera y Alexander Campbell y el solo "Electric couterpoint", (Wheeldon/Bach), que asumió en solitario Ricardo Cervera, y nos transmitió melancolía "Infra" (MacGregor/ Richter), con Yasmine Nagdhi y Mattew Ball.
Otras piezas
El Royal Ballet tributó también su particular homenaje a "Carmen", de Bizet, que protagonizada por Laura Morera y Mattew Ball, nos llegó seductora y pasional, y nos brindó "Quizás", de Tuckket, de nuevo con Laura Morera y Ricardo Cervera, que desprendió mucha frescura y simpatía. En esta última pieza, Morera conquistó al público con su empatía y demostró, junto a su pareja Cervera, mucha naturalidad y expresividad.
La Gala del Royal Ballet fue una gran noche para los amantes del ballet, para los aficionados y también para que aquellos que, por casualidad, asistieron para satisfacer su curiosidad y conocer quiénes son las estrellas de la danza británica. La temporada ha puesto el listón muy alto y ya estamos expectantes ante la llegada durante el primer semestre de 2017 de las primeras figuras del ballet ruso y del Ballet de la Ópera de París.