Terrassa

El diputado británico que recibe amenazas de muerte

Este azote del sensacionalismo periodístico británico es "un poquito homosexual", como él mismo apuntó en un momento de su conferencia, el miércoles en Foment, con el aderezo irónico que se le intuía nada más sentarse a la mesa. Chris Bryant es parlamentario laborista en el Reino Unido y lo de su homosexualidad no era frivolidad victimista; era elemento de relevancia porque debido a su condición sexual ha sido atacado en su país, porque los episodios de espionaje que ha padecido estaban muchas veces conectados con ello. Bryant lanzó andanadas contra muchos. Contra el presidente ruso Vladimir Putin, por ejemplo.

Bryant, galés, que no inglés, como quiso aclarar al inicio de su intervención, fue el invitado de la Fundació Internacional Olof Palme (FIOP) en su conferencia anual en Terrassa. "Libertad de expresión y derecho a la privacidad" era el título de la ponencia del diputado, que habló en un castellano más que decente, fluidísimo.

Aprendió español de pequeño, cuando vivió en Bilbao y Madrid. Sus padres, dijo, lo concibieron en Montserrat, circunstancia "que no es muy normal" y que seguramente distó mucho de constituir "una concepción inmaculada".

Las referencias religiosas motearon la intervención del político, que fue cura y sirvió en Lima y Buenos Aires. Y que principió su conferencia sobre los límites a la libertad de expresión resaltando los dos aspectos cruciales que, a su entender, necesitan las personas para desarrollarse: por un lado la privacidad, un lugar "donde ser uno mismo", trátese de un sitio físico o metafórico (como una cuenta de correo electrónico); por otro, el intercambio social, pues "el peor castigo es estar solo". El mundo digital ha abierto "nuevas formas de disfrutar de intercambios, pues une diásporas, permite encontrar a amigos perdidos y buscar amistad y amor".

Los peligros digitales
Pero, ay, el arma de internet tiene doble filo "y cualquiera puede convertirse en músico, en periodista y hasta en político". Lo malo es que los usos digitales entrañan también "muchos peligros", con algunas redes sociales como caja de resonancia de determinadas actitudes. "Se da oxígeno a la ira política y eso me da miedo", dijo el parlamentario antes de recordar que el asesinato de su compañera Jo Cox suscitó miles de comentarios de personas que aprobaron el crimen.

Él sabe mucho de amenazas. "Sólo este año he recibido siete amenazas de muerte, por ser antirracista y posiblemente por ser homosexual", contó. Siempre ha habido gentes malintencionadas, "pero ahora se les da voz y tienen público interesado en ellas". También hay estados malintencionados, "como Rusia, que en cualquier momento puede entrometerse en la política de un país". El diputado considera que Putin tiene una mentalidad dictatorial.

Bryant fue feroz en alguna reunión con editores de periódicos. A una editora la acusó de haber adquirido informes a un policía "y ella contestó que sí, pero legalmente". Algún medio robó información del teléfono móvil del parlamentario, una sustracción similar a la que sufrieron más de nueve mil personas en un mismo año. "Buscaban un escándalo sexual", sospecha. "Las grabaciones de comunicaciones son cada vez más fáciles. Si Putin quiere escuchar todo lo que digo, puede hacerlo", agregó el diputado, crítico con la "peligrosa" concentración de medios en pocas manos y partidario de la autorregulación de la prensa mediante observatorios independientes "tanto de gobiernos como de los medios".

La hipocresía y el reloj
A Christopher Bryant, tras una intervención pública, un medio de comunicación le afeó que hablase mucho de pobreza y portase un reloj de 30.000 libras, acusándole de hipócrita por ello. "Mi reloj estaba valorado en 30 libras. Pedí una rectificación con el mismo espacio de la información. Y no quisieron rectificar", subrayó.

El parlamentario galés no es "bueno ni malo, sólo un ser humano". Otros, como los políticos liberales del Reino Unido, se presentan como santos, pero sólo ellos han utilizado la condición sexual de Bryant para sus críticas, denunció. Él es un hombre contrario "a la certidumbre fundamentalista" y a las falsas promesas de los políticos. Un galés consciente de que cuando los políticos dejen de tener privacidad formarán una clase de personas "que no serán seres humanos".

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