¿Dónde está la pistola?, le preguntaron los mossos que lo rodearon en el andén. Le seguían la pista desde hacía días, cuando concluyeron que era él quien había atracado a una joven con un arma, con el arma, de imitación, que había robado diez días antes del escaparate de una armería a golpes de martillo. Los Mossos d’Esquadra sabían que regresaba de Barcelona y aguardaron su llegada en una estación de tren. La pistola la encontraron poco después los agentes en la habitación que el sospechoso habitaba en La Cogullada. El presunto atracador, terrassense, de 44 años, ha entrado en prisión.
Su ficha policial había sido una de las manejadas por los investigadores en los primeros pasos de las pesquisas, el 17 de noviembre pasado. A eso de las siete de la tarde, un tipo delgado, con la capucha de su oscura sudadera colocada sobre la cabeza y la boca tapada, se acercó caminando a una conocida armería de la calle de Arquimedes, en Ca n’Aurell. Fue llegar a la altura del establecimiento y enarbolar el martillo que portaba en su mano derecha. Con esa herramienta golpeó la luna de un escaparate donde se exhibían armas de "airsoft", simuladas, unas pistolas de réplica usadas en una actividad lúdico-deportiva que disparan pequeñas bolas de material biodegradable. A martillazos abrió el tipo un agujero. Piernas abiertas, se inclinó ligeramente para introducir la mano derecha y agarrar una de las pistolas.
Dentro del local, el dueño del negocio y su mujer dieron un respingo al oír el estruendo del reventar del vidrio. Sobresaltados, se dirigieron hacia la puerta. Alguien había destrozado la luna del aparador para robar algo. Y ese "algo" era una pistola de "airsoft".
El ladrón huyó con el arma, pero sin martillo. ¿Dónde quedó el utensilio? Allí mismo, en el escaparate, según comprobaron minutos después los agentes de los Mossos d’Esquadra que llegaron al establecimiento. Es sabido que los primeros alientos de las averiguaciones pueden ser capitales, y el hallazgo de la herramienta lo acredita.
El martillo llevaba enganchada aún la etiqueta del lugar donde había sido adquirido, y a ese comercio, un bazar, se encaminaron unos mossos instantes después. El bazar no estaba muy lejos de la armería.
Los policías examinaron las imágenes del vídeo de seguridad de ese establecimiento y las cotejaron con las del robo en la armería. Constataron que el cliente que había comprado el martillo era el mismo tipo que había sustraído la pistola.
Atraco a una chica
La unidad de investigación de los mossos en Terrassa andaba enfrascada en las indagaciones sobre el robo con fuerza cuando, el 27 de noviembre, supo de un atraco callejero. A las 9.20 de la noche un delincuente había abordado a dos chicas y a una de ellas, de 19 años, le puso una pistola en el estómago. "Dame el teléfono o te pego un tiro", le espetó. El arma coincidía con la sustraída en la calle de Arquimedes.
Las testigos podían reconocer al atracador. La lista de "candidatos" se redujo y el filtro dejó a un solo sospechoso, un sujeto con dieciocho antecedentes policiales. Los mossos averiguaron su paradero y siguieron su rastro. Supieron que trabajaba en Barcelona y se desplazaba en tren. Lo esperaron en un andén y lo arrestaron. Minutos después confiscaron el arma y detuvieron al sospechoso como presunto autor de un robo con fuerza y uno con intimidación.