Me voy porque llevo un arma, dijo el conductor a un testigo que se disponía a socorrerlo después de un accidente. Corrió de los policías que lo persiguieron, pero acabó esposado e imputado. No llevaba ningún arma, mas sí una borrachera.
Ocurrió a las 9.15 de la noche del jueves en la avenida de Àngel Sallent. Un testigo llamó a la Policía Municipal: informó del accidente y de que el conductor del coche implicado, un hombre que semejaba hallarse bajo los efectos del alcohol, se marchó deprisa, a pie, cuando el testigo le ofreció ayuda. El individuo se metió las manos en los bolsillos y aseguró que iba armado, y que por esa razón se marchaba.
Todo eso supo la policía, que envió a la zona a varias dotaciones. Al llegar, los agentes vieron que el vehículo estaba inmovilizado; había perdido una rueda y ocupaba un carril de circulación en el cruce de la avenida de Àngel Sallent con la calle de Sòria, a pocos metros del puente de la carretera de Olesa.
El implicado aún estaba por la zona. Unos guardias lo persiguieron. Llamaron la atención del sujeto, le gritaron. El hombre detuvo su marcha y miró a los policías con una actitud sospechosa; según el cuerpo local, como si portase algo en la chaqueta.
Se tira al suelo
Decidió tirarse al suelo, y los agentes le inmovilizaron, colocándole esposas "en prevención de que pudiese llevar cualquier tipo de arma o utensilio peligroso", señaló la policía. Sí, daba signos de embriaguez. Confesó que no portaba arma alguna. Había dicho que sí "porque se puso nervioso".
Los guardias le quitaron las esposas cuando confirmaron que no portaba arma. Lo llevaron a la Jefatura para que realizase las pruebas de alcoholemia. Los resultados de los tests fueron positivos: uno dio una tasa de 0,88 miligramos de alcohol por litro de aire espirado; el otro, un nivel de 0,79.
El conductor se pudo marchar, pero la Policía Municipal le abrió diligencias penales por un supuesto delito contra la seguridad del tráfico por conducir bajo los efectos del alcohol.
Los agentes locales conocieron los pormenores del accidente tras hablar con el testigo presencial: según explicó, el coche había entrado en la rotonda de la avenida con la carretera de Martorell a alta velocidad y colisionó contra el bordillo de la glorieta, para luego continuar por Àngel Sallent y golpear otra acera hasta estrellarse contra una valla de hormigón.
El vehículo subió a una acera y quedó paralizado. Había perdido la rueda delantera izquierda.