En torno al 40% de los casos de insomnio derivan en cuadros de estrés y ansiedad según los datos proporcionados por Nascia, especialistas en el tratamiento de los síntomas derivados de la ansiedad y del estrés. La importancia de un descanso reparador tiene su reflejo en algunos de los síntomas que experimentan los insomnes. Irritabilidad, agotamiento físico y mental o cambios en el carácter de la persona son algunos de los más habituales.
El CEO de los centros Nascia, Pablo Muñoz Gacto, explica que en los casos extremos el insomnio puede venir provocado por multitud de causas, entre ellas el estrés. Actúa como un círculo vicioso: no permite conciliar el sueño y a su vez genera un nuevo estrés y ansiedad por no conseguirlo. El cambio que experimenta la persona cuando no consigue conciliar el sueño de forma reiterada implica un mayor nivel de irritabilidad y un agotamiento físico y mental.
Cuando no se duerme bien, está demostrado que el nivel de concentración se reduce en un 50% y se cometen errores.
Primero, conviene detectar su origen. Puede venir provocado por un exceso en el consumo de cafeína, por problemas personales o laborales que someten a nuestra mente a la hora de dormir, por un exceso de actividad que nos haga llegar estresados al momento de conciliar el sueño.
Las terapias basadas en mejorar ese nivel de concentración a la hora de dormir resultan muy efectivas. Conviene realizar cenas ligeras con una antelación mínima de dos horas antes de acostarse. Las rutinas del sueño deben ser respetadas. Acostarse a una hora determinada todos los días contribuye a acostumbrar al organismo a un horario de inicio del descanso.
Y, finalmente, hay que huir de los dispositivos tecnológicos como smartphones, tablets o televisores a la hora de dormir.