Las características del parque de viviendas de Terrassa será, de nuevo, crucial para el crecimiento demográfico de la ciudad. El Observatori Econòmic i Social i de la Sostenibilitat de Terrassa (Oesst) ha realizado una proyección de la población de la ciudad a diez años vista, con horizonte 2026. Los datos, en función de si se opta por una hipótesis baja o mediana en cuanto al saldo migratorio, hablan de un crecimiento de entre un 3% y un 9%, pero en ambos casos se remarca que la causa fundamental de expansión demográfica es la llegada de vecinos de Barcelona, principalmente jóvenes que se verán obligados a buscar residencia en las ciudades de la segunda corona debido al incremento de los precios de la vivienda en la ciudad condal.
La historia es cíclica. Y parece que estamos volviendo al inicio del ciclo con el engrosamiento de la burbuja inmobiliaria que está sufriendo Barcelona en torno a los pisos de alquiler. El Ayuntamiento, de hecho, ya ha admitido que las familias con hijos tienen serias dificultades para alquilar un piso en Barcelona. Estas trabas serán la base del crecimiento de Terrassa y otras ciudades de la primera y segunda corona metropolitana, al igual que lo fueron en la década de los 90, cuando fue el precio de los inmuebles de propiedad el que acabó expulsando a miles de barceloneses hacia los municipios aledaños.
Los pisos, una vez más
En los dos escenarios calculados por el observatorio local, que se mueven en un aumento de población entre mediano y bajo, se prevé una ciudad que crecerá, pero no precisamente por los nacimientos, sino debido al saldo migratorio. Terrassa seguirá atrayendo a más residentes de los que expulsa. Pero, dentro de este balance, no serán los extranjeros quienes impulsen este desarrollo demográfico, sino los habitantes procedentes de Barcelona y su área metropolitana más inmediata. El observatorio indica que a partir del año 2018, el aumento del saldo migratorio proyectado será debido al efecto de la gentrificación, un término procedente del inglés, que podría traducirse por "elitización residencial". Esto es que el precio de la vivienda en la capital, tanto de alquiler como de compraventa, subirá tanto que expulsará población hacia otras ciudades. En el encarecimiento de los inmuebles tendrá mucho que ver la "turistificación" de Barcelona, que echará de su ciudad a vecinos que antes ocupaban estos lugares para que pasen a ser ocupados por una clase media acomodada, señala el Idescat.
Los más afectados serán los jóvenes, que buscarán en localidades cercanas a Barcelona viviendas más asequibles y con más calidad de vida en el entorno; aspiraciones que puede proporcionar el parque inmobiliario de Terrassa.
Los dos escenarios proyectados por el Observatori Econòmic i Social, un organismo público dependiente de Foment, parten de una cierta estabilización de la población (no en vano, a lo largo de 2015 Terrassa sólo ganó dos nuevos habitantes). En la primera hipótesis, donde se concibe que habrá un saldo migratorio bajo, se imagina una ciudad con 222.078 habitantes en 2026, lo que significa un crecimiento en torno al 3% (6.609 vecinos más) respecto a la situación actual, en la que Terrassa cuenta con 215.469 residentes.
La fecundidad (número de hijos por mujer) descenderá y la natalidad se mantendrán en niveles muy bajos, como ya sucede ahora mismo. A 1 de enero de 2016, fecha de la que son las últimas cifras disponibles del padrón, Terrassa acumulaba seis años consecutivos de descenso de la natalidad.
En la segunda de las hipótesis planteadas, en la que se considera un mayor saldo migratorio, se calcula un crecimiento de población de casi el 9% (19.367 habitantes más). Alcanzaremos los 234.836 residentes, también atribuible a la llegada de vecinos procedentes de otras localidades, pero no tanto al crecimiento natural de la población. En este escenario, los autores del informe prevén también un descenso en la tasa de natalidad.