Vestía ropa de trabajo: pantalón azul oscuro y sudadera café con leche y chaqueta azul. Su cabeza está coronada por una cresta de rojo desvaído. Los familiares y amigos de José Manuel González Palá, terrassense de 43 años, no saben de él desde el viernes pasado y han denunciado su desaparición y colgado carteles con su foto.
Acabó su jornada laboral en la empresa en la que llevaba trabajando un mes y medio y fue a casa de un amigo. Llamó a su novia, Lola, residente en Barcelona. Había dejado dicho que acudiría a casa (el desaparecido vive con su madre) para ducharse y viajar a la Ciudad Condal, a Nou Barris, para verla.
Pero no fue a su casa en autobús, como solía, ni cogió luego el tren para la capital. Un par de amigos lo vieron, a eso de las ocho de la tarde, en la avenida de Barcelona. No apreciaron nada raro en su comportamiento, según sus allegados.
El móvil
Había quedado con su novia a las diez de la noche. Viendo que no llegaba, Lola llamó al teléfono móvil de José Manuel varias veces hasta las cero horas del sábado. "No descolgó", dice la mujer. Alguien asegura haberlo visto en un bar de la calle del Duero a las once de la noche del viernes. A partir de allí se desvaneció su rastro.
La familia se impacientó conforme fueron pasando las horas. No llega, no llega. El hombre se había ausentado alguna vez de su domicilio, "pero no más de dos días", afirma su madre, María Asunción. Luego regresaba.
Esta vez es diferente. José Manuel, vecino de Poble Nou-Zona Esportiva, es miembro de un grupo musical, de punk, Joder Ke Bien, "y nunca falta a los conciertos". El punk es su pasión. El sábado, a las once de la noche, debía subir al escenario en un bar de Sant Feliu de Guíxols, y faltó. El lunes sus parientes pusieron la denuncia ante los Mossos d’Esquadra de Terrassa, que han iniciado pesquisas para averiguar el paradero de José Manuel; para conocer el porqué de su desaparición. "Sólo queremos que vuelva, que no tenga miedo de volver", musita su madre con los ojos húmedos.