El otoño es la peor época del año para los niños asmáticos debido a la confluencia de la bajada de temperaturas y humedad, así como el mayor contacto de los pequeños en los colegios y guarderías, que hacen proliferar la actividad de virus, ácaros y hongos. "Esto multiplica las consultas y hospitalizaciones por crisis asmáticas en la población infantil", según el doctor Luis Moral, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la SEICAP. "Todas estas condiciones provocan la exacerbación de los síntomas en niños asmáticos al incidir sobre los bronquios ya inflamados e inestables", subraya.
El pediatra es el encargado de identificar los signos de sospecha de asma infantil "como son tos, pitos en el pecho y disnea o dificultad respiratoria", apunta el doctor Moral. La repetición de estos síntomas sugiere el diagnóstico del asma, especialmente cuando mejoran con el tratamiento adecuado.
Bronquitis prematuras
Varios estudios publicados por pediatras españoles en el último número de la revista Allergologia et Immunopathologia concluyen que casi la tercera parte de los niños padecen alguna bronquitis durante el primer año de vida. Además, indican que el 15-20 % de los niños en edad preescolar, hasta los 4 años de edad, tienen varios episodios de este tipo y podrían considerarse asmáticos.
En la mayor parte de los casos, el pediatra de atención primaria "puede hacer el diagnostico de asma al observar la reiteración de los síntomas ya mencionados, e indicar el tratamiento adecuado, sin ser necesarias otras pruebas", explica el doctor Moral. Sin embargo, si los casos no son tan claros "es conveniente que los derive a la consulta del pediatra especialista en asma y alergias para que realicen las pruebas adecuadas de alergia, función respiratoria y otras, que permitan confirmar el diagnóstico y administrar el tratamiento oportuno", apunta.
Desencadenantes más frecuentes
Los factores que influyen de forma habitual en la aparición del asma infantil son "las infecciones víricas y las alergias, pero existen también otros como el tabaco, el ejercicio intenso, el aire frío, la contaminación o los ambientes cargados, los factores emocionales, y los cambios climáticos, entre otros", señala el doctor Moral. Además, la asistencia a guarderías, así como la dieta de la madre durante el embarazo o el consumo de tabaco durante el mismo y la presencia de eccema, son los principales factores de riesgo para el desarrollo de sibilancias en bebés durante el primer año de vida, según otro trabajo realizado por pediatras españoles y chilenos publicado también en la revista Allergologia et Immunopathologia.
Los casos de sospecha se estudian teniendo en cuenta que "otras enfermedades pueden parecer asma en las edades más tempranas y es el pediatra el que las conoce y las sabe diferenciar", comenta el doctor Moral. También "es preciso conocer la gravedad de los síntomas, sus consecuencias sobre la vida del niño y sus faltas al colegio, así como los agentes desencadenantes", comenta. "Es necesaria la visión global del niño y su estado de maduración y crecimiento, propia del pediatra, para hacer el diagnóstico correcto, indicar el mejor tratamiento y hacer el seguimiento acompañando a las familias y a los niños durante el proceso, ya que puede cambiar marcadamente con la edad", añade.
Tratamientos a seguir
Para determinar qué tipo de medicación debe recibir el niño asmático "es importante distinguir entre diferentes aspectos puesto que si se trata de atender los síntomas agudos o de rescate se usan fármacos broncodilatadores que relajan los músculos bronquiales contraídos y hacen que se ensanchen para que pase mejor el aire", destaca el doctor Moral.
Además, en el caso de la actuación más a largo plazo los pacientes con asma pueden recibir tratamientos preventivos que deben administrarse a diario para disminuir la inflamación crónica de los bronquios y que sean menos reactivos.
Por último, "existen medicamentos (vacunas) indicados para combatir la causa concreta del asma cuando sea de naturaleza alérgica", concluyen los especialistas.