Estuvo más espléndido el Terrassa en el resultado que en el fúbol en el debut en el banquillo egarense de Agustín Vacas. Y probablemente esa era su prioridad en un momento de la temporada en el que lo fundamental es salvar el proyecto a toda costa, alargar la vida del equipo todo lo posible y reconstruirse de forma paulatina. El juego del Terrassa anda aún penalizado por la inseguridad que le han generado los últimos resultados, aunque el domingo tuvo suficiente con un magnífico ejercicio de efectividad en ataque para superar a un Manlleu extremadamente tierno que no supo administrar en su beneficio los déficits estructurales que sigue arrastrando el conjunto egarense.
Aseado el marcador, al Terrassa le toca ahora aplicarse en la construcción de una identidad. Agustín Vacas ya dio algunas señales del fútbol que le pide al equipo: orden defensivo, fútbol vertical, organización y esfuerzo innegociable. El Terrassa ha colgado el smoking en la percha del vestuario para vestirse con un traje más de calle. En cuanto a su dibujo táctico, el nuevo entrenador ordenó a su equipo alrededor de un 4-3-3 con un centro del campo con Àlex Fernández como pivote, acompañado en los interiores por Raúl Torres y Cristian. Y un ataque con Raíllo como referencia y Grasa y Velillas en las bandas. En defensa, la titularidad de Joel fue la principal novedad, con lo que David López regresó al lateral derecho.
Un gol clave
El partido se dividió en dos actos, antes y después del primer gol del Terrassa. El tanto de Raúl Torres en el minuto 57 que propició el empate a uno varió el desarrollo de los acontecimientos. Hasta entonces, el fútbol del Terrassa resultó precipitado, poco sugestivo, sin los estímulos emocionales que se supone que producen en un colectivo la llegada de un nuevo jefe. El Manlleu, penúltimo clasificado sin conocer la victoria, se puso por delante en una de sus escasas llegadas al área, gracias a un remate de Martí que sorprendió a Ortega en el minuto 15 de juego.
Los egarenses habían protagonizado una salida aceptable, con un cabezazo de Amantini al larguero en el primer minuto en un córner y un par de apariciones de Velillas y Raúl Torres de cierto interés. Pero con el gol en contra reaparecieron todos los miedos del pasado. Y el equipo desapareció en todos los sentidos, cayendo en manos de una apatía sorprendente. Apenas una acción de Joan Grasa que acabó en las manos del portero visitante y un remate de cabeza Joel en un lanzamiento de falta pusieron en relativos apuros al Manlleu, incrédulo ante la incapacidad de un Terrassa cuyos únicos fogonazos dependían de todo lo que hiciese Raúl Torres, cómodo y participativo en una posición más creativa en el centro del campo.
La apatía del Terrassa se acabó con el tanto del empate. Raúl Torres cazó un balón en el área y estableció la igualada. El equipo cambió de velocidad a partir de entonces, jugó con más intensidad y creyó en sí mismo. Su juego, sin ser excelso, ganó en ambición. Y el Manlleu se fue deshaciendo de forma paulatina ante el acoso de un equipo necesitado de estímulos positivos. En el minuto 64 se produjo el 2 a 1, en una acción en la que el portero visitante chocó con un defensa cuando intentaba cazar un balón colgado al área, lo que propició que Raíllo recuperase la pelota y anotase su cuarto tanto de la temporada. Las protestas de Marc García propiciaron su segunda tarjeta amarilla, la expulsión y la condena definitiva para los visitantes, desconectados del partido de forma definitiva.
Grasa estuvo a punto de anotar el tercer gol con un buen disparo en el minuto 71, pero fue Velillas quien lo hizo en el 76 al robar un balón en la zona de medios del Manlleu, superar por velocidad a la defensa visitante y batir a Aroca con un buen disparo. A un minuto del final, y con el Manlleu con nueve futbolistas por expulsión de Uroz, Joel hizo el 4 a 1 al rematar de cabeza un lanzamiento de córner que puso fin a la goleada egarense.
TERRASSA FC 4
AEC MANLLEU 1