Su incidencia se está elevando entre un 2 y un 3% anual en la población femenina pero las tasas de supervivencia también han aumentado. Hoy, 19 de octubre, se celebra un año más el Día Mundial del Cáncer de Mama, el tumor que afecta más a las mujeres. Entre las posibles causas de este incremento de los diagnósticos están los cambios en los patrones reproductivos, los hábitos de vida y la terapia hormonal sustitutiva con estrógenos y progesterona no bioidénticos.
En paralelo al aumento de la incidencia, la mortalidad por cáncer de mama ha descendido gracias al diagnóstico precoz y a la mejora de los tratamientos, en los que ha tenido un papel fundamental la Atención Multidisciplinar del cáncer de mama. La supervivencia global en España por cáncer de mama se sitúa en el 83%, dato que se encuentra entre el 90% de Estados Unidos y el 79% de Europa.
Factores de riesgo
Por un lado, influyen los factores hormonales y reproductivos en la aparición de un tumor. Incluyen todas aquellas situaciones que someten a la mama a altos niveles de estrógenos a lo largo de la vida. Desde la menarquía temprana (1ª regla antes de los 11 años) o menopausia tardía (posterior a los 55 años). Por otro, la edad tardía del 1º hijo por encima de los 30 años; supone un retraso en la madurez de la glándula mamaria. También influye la terapia hormonal sustitutiva combinada.
Otros factores de riesgo son los antecedentes familiares. Sólo el 15% de los cánceres de mama están asociados a historia familiar; y únicamente el 5% están asociados a una mutación genética conocida.
El efecto de la obesidad es más importante en la postmenopausia, pues la fuente de hormonas proviene del tejido adiposo. También repercute una dieta, fundamentalmente debido al consumo de alcohol, azúcar y carbohidratos de absorción rápida y ácidos grasos poliinsaturados y grasas trans, de los aceites hidrogenados.
Los especialistas también atribuyen el desarrollo de este tipo de cáncer a los factores ambientales y ocupacionales. Por un lado, la radiación ionizante si la exposición ha sido los primeros años de vida, adolescencia o embarazo. Por otro, mujeres con cambios de trabajo y turnos nocturnos. Los cambios del ritmo circadiano implican una disminución ó supresión en la secreción de melatonina; esta teoría aún es limitada en humanos, aunque está apoyada por estudios con animales de laboratorio.
La prevención
Es una enfermedad que no avisa pero que se puede prevenir. Se trata de todas las intervenciones que podemos realizar para disminuir el riesgo personal de padecer cáncer de mama antes que aparezca.
Sobre los factores de riesgo se puede influir de forma clara para disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama con estas pautas:
Actividad física.
Es suficiente con practicar ejercicio físico moderado equivalente a caminar a paso rápido 30 minutos diarios ó una hora tres días a la semana. También se ha visto que mejora el pronóstico y favorece la mejor tolerancia a los tratamientos en aquellas mujeres que ya han padecido un cáncer de mama.
Cuidar la dieta
– Disminuir la ingesta de alcohol máximo a 1 bebida diaria, sobretodo el de origen de destilación.
– Reducir la ingesta de grasas animales (carnes rojas) y ácidos grasos poliinsaturados y grasas trans (margarina, bollería industrial).
– Mantener una dieta rica en fibra como verduras, legumbres y frutas, pescados y aceite de oliva (dieta Mediterránea).
– El consumo de derivados de la soja no esta demostrado un beneficio, excepto en la raza oriental que la consume en grandes cantidades y desde la infancia.
– Suplementación nutricional: Ingesta adecuada de vitamina D, ya que se ha demostrado que inhibe el crecimiento de células tumorales en estudios experimentales.
En el cáncer de mama la única prueba diagnóstica que ha demostrado su efectividad es la mamografía. Está incluida dentro de las revisiones ginecológicas en la mujer sana a partir de los 40 años. El objetivo primordial es el diagnóstico precoz de la enfermedad para poder realizar tratamientos menos agresivos y mejorar el pronóstico.