La riera de Les Arenes es con toda seguridad uno de los retos urbanísticos pendientes y urgentes de la ciudad de Terrassa que deberán abordarse en un futuro, deseablemente, no muy lejano. Un espacio que ha mantenido históricamente una relación muy complicada con la ciudad. El crecimiento urbano de Terrassa saltó por encima de la riera, pero en cambio no ha sabido nunca cómo aproximarse y relacionarse con ella. La riera es una gran barrera física que amenaza en la conciencia colectiva de la ciudad con su desbordamiento y capacidad destructora tal y como sucedió hace poco más de 50 años. La ciudad convive con la riera condicionada por un sentimiento de temor y al mismo tiempo por una incapacidad de otorgarle sentido como espacio capturado en el interior del tejido urbano. Con estos condicionantes ha sido condenada a una situación de marginalidad y degradación, reducida a funciones de corredor infraestructural múltiple: hidráulico, viario y eléctrico. Hecho que aún ha acentuado más su efecto barrera y las dificultades para otorgarle sentido urbano. No obstante, sería necesario mirar en largo y reflexionar sobre la riera más allá de su mantenimiento que, a pesar de ser muy necesario, no es suficiente para recuperarla como espacio.
Los proyectos y planes más recientes vinculados a su recuperación como espacio urbano han intentado abordar la problemática con lo que podríamos denominar “terapia de shock urbana”. Es decir, intentando dotar de urbanidad un espacio mediante intensidad de arquitectura (y plusvalía inmobiliaria) para intentar reproducir elementos urbanos clásicos: nuevas avenidas y nuevos frentes edificados. Con una clara voluntad de domesticar el vacío que hasta ahora era “salvaje” convirtiéndolo en nuevos espacios inequívocamente urbanos.
El estudio y proyecto colectivo realizados en el marco del “Máster de proyectación urbanística” del Departament d’Urbanisme de la UPC, que estos días podemos ver en la exposición “Acercando distancias. Redescubriendo la riera de Les Arenes de la ciudad de Terrassa”, situada en la calle del Pantà, 20, han permitido, en mi opinión, aportar una nueva visión sobre el espacio, su problemática y las posibles actuaciones. Esta nueva visión ha sido posible por el sencillo hecho de haber decidido situar la riera de Les Arenes en el centro del mapa, ejerciendo de elemento central de la discusión urbanística de la ciudad, superando una visión de Terrassa estructural y funcionalmente centralista, que ha situado habitualmente las rieras en una periferia con poco valor y dependiente de un centro histórico y geográfico omnipotente. Sólo esta sencilla acción permite superar viejos complejos, redescubrir nuevos potenciales del espacio riera y además aportar algunas reflexiones de profundidad respecto al conjunto de la ciudad. A partir de esta premisa el trabajo es un mosaico de magníficas estrategias proyectuales coordinadas, articuladas y coherentes con determinados posicionamientos comunes que constituyen un nuevo escenario que personalmente me ha sugerido tres premisas básicas para abordar el futuro de la riera:
1. La riera de Les Arenes es más un elemento natural del territorio que un elemento de la ciudad. Entender que la riera no es un ámbito a integrar mediante su domesticación urbana sino en base a la configuración de un carácter e identidad propios a partir de sus atributos específicos como elemento biofísico. Un elemento que permite conectar ciudad y territorio y que se puede desarrollar como una membrana ambiental y natural que permite relaciones y filtros transversales en lugar de insistir en configurar un eje urbano con carácter marcadamente lineal y poco permeable transversalmente.
2. El protagonismo de las transformaciones debe ser de los barrios. La transformación de la riera debe ponerse al servicio de las mejoras que necesitan los barrios adyacentes. Los espacios urbanos y los tejidos, residenciales e industriales, que hay que mejorar son los que ya existen. No es necesario crear otros nuevos alrededor del eje riera. En coherencia con el primer punto, la riera puede ceder protagonismo urbano a otros espacios y proyectos que sin estar en contacto directo con la riera pueden generar relaciones y continuidades transversales, revirtiendo su papel como barrera.
3. El potencial de la riera de Les Arenes significa un nuevo rango urbano para la ciudad de Terrassa. La escala, dimensión y diversidad de los espacios alrededor de la riera tienen el potencial de configurar nuevos nodos urbanos de referencia, así como nuevas estructuras relacionales en la ciudad, que permitan superar el modelo decimonónico de “pueblo grande” alrededor de un centro histórico que ejerce como elemento dominante de su periferia.
El autor es arquitecto-urbanista. Portavoz del Grupo Municipal de Terrassa en Comú