El cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, ha afirmado que él era el único de su grupo de empresas que hacía entregas de dinero en metálico a políticos. “¿Cómo hacía las entregas a los políticos?”, le ha preguntado la fiscal, a lo que ha respondido: “Quedaba con ellos y les daba el sobre”.
Durante su confesión ante el tribunal del macrojuicio de Gürtel, Correa ha querido exculpar de estos pagos y de cualquier irregularidad a otros acusados que formaban parte de su grupo, como su número dos, Pablo Crespo, o Álvaro Pérez “El Bigotes”.
Ha afirmado que ninguno de ellos daba comisiones a los políticos del PP por intermediar en la adjudicación de contratos públicos, sino que solo él tenía relación con ellos. “La relación directa con todos los políticas la tenía solo yo, nadie más”.
El cabecilla ha desvinculado a Crespo, ex secretario de organización del PP gallego: “Habrá cometido, imagino, alguna irregularidad administrativa, pero ni ninguna más porque su código no se lo permite, es un hombre honrado”.
Ha explicado que lo convenció para dejar la política gallega y gestionar sus empresas aconsejado por un miembro del PP que le dijo que era “oro molido”, un “tío serio y profesional”.
Crespo, y no él, ha dicho, era quien estaba “en el día a día” de las empresas, pero ha apostillado que “si él tenía que cometer alguna irregularidad me la comentaba, aunque estuviera en América me llamaba”.
También ha exculpado a “El Bigotes” cuando ha dicho que una entrega que se le achaca al exalcalde Jesús Sepúlveda realmente fue a un tal José Sevilla.
“Álvaro nunca entregó ni un euro a Sepúlveda, solo lo hice yo (…) Le invitó a comer 200 veces, pero no le entregó un euro”.
Del presunto contable de la trama, José Luis Izquierdo, ha dicho que era “un hombre fiel”. “Me da mucha pena que esté aquí”, ha añadido tras afirmar que “no tenía capacidad para gestionar” y pedir “disculpas a su familia”.
Otra que, según Correa, no debería estar sentada en el banquillo, es Alicia Mínguez, que administró varias empresas del grupo. “Me da mucha pena que esté aquí sentada, es una auxiliar administrativa, es muy triste que esté sentada, no ha tomado ninguna decisión de nada”.
También se ha referido a Isabel Jordán, que administraba varias de las empresas del grupo Correa y que, según el cabecilla, “actuaba de forma bastante autónoma e independiente de Pablo Crespo”.
Ha dicho de ella que “tenía plenos poderes” sobre las empresas, las cuales “gestionaba bien porque era una profesional”.
Correa ha explicado que él tenía una caja B personal con el dinero que recibía de los empresarios que pagaban comisiones a cambio de adjudicaciones, dinero del que daba una parte a Bárcenas.
Con esa caja B personal, Correa pagaba sus gastos personales, ha indicado, aunque ha asegurado que sus empresas no hicieron facturas falsas.
“Facturas falsas no creo que hayamos hecho (…), salvo que nos haya obligado el cliente a emitir alguna factura, nunca fueron irregulares y siempre de trabajos que hemos hecho”, ha dicho.
A Correa, que se enfrenta a 125 años de cárcel, la Fiscalía le imputa haber liderado desde 1999 hasta 2009 “un entramado societario y personal dirigido a enriquecerse ilícitamente con cargo a fondos públicos” y contó para ello con la colaboración de una serie de políticos a los que compensaba con pagos en especie.
Según Anticorrupción, en ese periodo cobró más de 40 millones de euros de adjudicaciones supuestamente irregulares, que ocultó a la Hacienda Pública.