Esta semana se ha llevado a cabo la reunión en la que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Terrassa, de la mano del teniente de alcalde Alfredo Vega, en la que se ha informado a la oposición de las previsiones en torno a la fiscalidad de la ciudad durante el ejercicio de 2017. Tal como ya adelantó la semana pasada, Alfredo Vega insistió en la dificultad de llevar a cabo una previsión fiable sobre la confección de los presupuestos debido a la incertidumbre que rodea la formación de gobierno en Madrid. Existe una partida muy importante como es la de la participación de la ciudad en los ingresos del Estado, que pueden condicionar los números de forma considerable.
En cualquier caso, el equipo de gobierno inicia la negociación con los partidos de la oposición poniendo sobre la mesa un aumento del uno por ciento en tasas e impuestos. No es necesario recordar que el equipo de dirige el alcalde Ballart necesita del apoyo de una parte al menos de los partidos de la oposición para sacar adelanto su propuesta de tasas e impuestos y de presupuestos.
El aumento que se baraja de un uno por ciento no parece excesivo. La dificultad de acordar las tasas puede estar en las pequeñas cosas. El lunes, en la comisión que trata el asunto ya hubo cierto debate, por ejemplo con las tasas del cementerio con las que TeC y CUP consideran que el Ayuntamiento está fomentando la desigualdad al considerar que las familias más pudientes tendrán siempre acceso a los mejores nichos. Es sólo un ejemplo ilustrativo de hasta qué punto una oposición activa genera una dinámica de debate en torno a cualquier aspecto de las propuestas del equipo de gobierno. Todo es cuestionable y susceptible de ser objeto de debate.
Con todo, hay una cuestión que no se sabe si generará controversia, pero de la que se realizó el mismo lunes un aviso a navegantes. Se trata de la tasa de residuos. Alfredo Vega avanzó que será una de las que sufra un aumento mayor debido a cómo afectará al coste del servicio el aumento de la tasa del canon que se paga a la Generalitat y la posibilidad de que se traslade el resto a vertederos del Bages o el Tarragonès. Desde hace más de veinte años, los ayuntamientos de la comarca no han hecho más que patear el balón hacia adelante, pero no han conseguido encontrar una solución clara ni homogénea para todos los municipios en el asunto de los residuos. Esto no ha hecho más que empezar.