Agarró una piedra, algo semejante a un adoquín, y golpeó la luna de una ferretería hasta abrir un boquete en el vidrio, de doce milímetros de grosor. Metió la mano, se apoderó de un destornillador eléctrico y se largó.
El singular robo con fuerza fue perpetrado el domingo 25 de septiembre, a eso de las cuatro de la madrugada, en la ferretería Terrassa, que abrió sus puertas hace apenas tres meses en el paseo del Vint-i-dos de Juliol, en el tramo del Antic Poble de Sant Pere. El delincuente usó una piedra para dar varios golpes en la luna del escaparate. Tres golpes, según el vecino que se asomó a la ventana al oír el estrépito.
El testigo hizo huir al ladrón, al que increpó a gritos. Es muy probable que, sin ese impedimento de reconvención, el tipo hubiese tratado de abrir un hueco más grande para penetrar en el comercio. Pero no lo hizo.
Debió de contentarse con introducir la mano por el boquete y tomar el destornillador eléctrico al que tenía acceso. Con ese botín escapó. El delincuente, ataviado con ropas oscuras, se dio a la fuga en dirección al Parc de vallparadís.
