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“Esa final cambiará mi vida”

No consigo ponerle palabras. Supongo que aún deben pasar algunos años para que tomemos conciencia de lo grande que es lo que conseguimos en Río”. Con esta frase explica el baloncestista terrassense Jordi Ruiz sus sensaciones tras la medalla de plata conquistada en la ciudad brasileña tras perder en la final ante Estados Unidos.
Igual que para muchos de los integrantes de este equipo, para Ruiz habrá un antes y un después de esta cita paralímpica, la primera en que participa. “La experiencia fue muchísimo mejor de lo que esperaba. A todos los niveles. En lo deportivo, conseguir disputar una final paralímpica es algo indescriptible. Comenzamos el torneo sabiendo que podíamos competir con muchos equipos, pero la realidad decía que veníamos de ser quintos en Londres hace cuatro años. Sin embargo, nos superamos. Hasta ahora, nunca le habíamos ganado a Australia ni a Gran Bretaña en competición oficial. Y en Río lo hicimos. Rendimos a un nivel altísimo y nos metimos en la final”, señala el de Can Jofresa.

Hoy mismo cojerá un avión rumbo a Italia para incorporarse a la pretemporada de su equipo, un Cantú Briantea 84 donde se encontrará con sus ex compañeros. Uno, estadounidense, llegará con un oro; otro, británico, con un bronce. Y él con su brillante medalla de plata colgada al cuello.

Un sueño hecho realidad
Regresar de los Juegos con una plata, con todo lo que ello significa a todos los niveles para el básquet español, fue un sueño hecho realidad para un Jordi Ruiz que ya se conformaba con intentar meterse en semifinales. El jugador terrassense guarda grandes recuerdos de todos los minutos de que ha dispuesto en Brasil, pero la final fue el partido más especial para él. “Después de vencer a Gran Bretaña en semifinales, la euforia se desató. Sabíamos que acabábamos de ganar una medalla. Y no iba a ser de bronce”, explica. Para él, la final fue “el partido más tranquilo que he jugado en mi vida, aunque pueda parecer contradictorio”. Y se explica: “No teníamos nada que perder y sí mucho que ganar. Fue muy bonito jugar esa final. Estados Unidos tiene un equipazo. Pero sabíamos que podíamos plantarle cara y lo hicimos. Estuvimos dentro del partido hasta el tercer cuarto. La diferencia, sin embargo, es que ellos tienen doce jugadores para rotar y nosotros sólo siete u ocho. De todas formas, en ningún momento dimos nada por perdido. Peleamos hasta el final. Demostramos que queríamos la medalla de oro”, comenta.

Jordi Ruiz anotó 7 puntos en una final en la que España perdió por solamente 16 puntos ante los norteamericanos (52-68).

En las últimas citas, España nunca había optado a las medallas. “Éramos unos “outsiders”. En la competición de básquet en silla de ruedas, las medallas se las repartían siempre las mismas selecciones. Pero aparecimos nosotros y dimos el golpe. Estoy convencido de que esa final cambiará mi vida, las de todos nosotros. Y no sólo por las ayudas, sino fundamentalmente por la visibilidad que ganará nuestro deporte”, apunta.

Ruiz dedica una medalla de plata que exhibe con indisimulado orgullo a sus padres, a sus amigos, “a toda esa gente que ha confiado siempre en mí y que creía en un sueño como ese”. Y añade: “Esta medalla de plata justifica todos los sacrificios realizados en los últimos cuatro años. Le da sentido a todo”, explica desde su casa, en el undécimo piso de uno de los bloques del barrio de Can Jofresa.

Hoy llegará a Cantú, una pequeña localidad lombarda donde es un hombre respetado, donde se siente cada vez más a gusto. Tiene muchas ganas de seguir cosechando éxitos junto a sus compañeros. Pero no se olvida de la selección. Confía en estar en la lista para el Campeonato de Europa que se disputará el próximo mes de junio en Tenerife, clasificatorio para el Mundial de 2018 en Hamburgo. “Antes íbamos sólo a clasificarnos. Ahora queremos ganar el Europeo. Sabemos que podemos hacerlo”, destaca.

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