El 47,3 % de las personas mayores de 65 años viven en Cataluña bajo el umbral de la pobreza ya que sufren alguna privación material como no poder hacer una semana de vacaciones, afrontar gastos imprevistos, comer un plato de carne, pollo o pescado cada dos días o pagar la hipoteca o el alquiler.
Según el nuevo informe de Indicadores Sociales a Cataluña (INSOCAT) presentado hoy por la federación de Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), de este 47,3 %, el 19,2 % de la gente mayor sufre dos privaciones materiales, hecho que afecta más a las mujeres, que tienen un mayor riesgo de pobreza que los hombres.
El 36,7 % de los ancianos no puede irse de vacaciones durante una semana al año, el 34,1% no puede responder económicamente a un gasto imprevisto y el 6,1% no puede permitirse mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
En este último caso, la cifra se ha casi duplicado respecto el 2013 (3,3 %) y, según los Observatorios de Vulnerabilidad de Cruz Roja, el porcentaje de personas mayores atendidas por la entidad con dificultades para mantener su hogar a 18 grados en verano y 25 en invierno aumentó entre 2012 y 2013 del 16 al 40 %.
De acuerdo con el estudio, las personas mayores de 65 años tiene poca capacidad de ahorro ya que sus ingresos dependen mayoritariamente de las pensiones que, en un 58 % de los casos, no alcanzaron los 1.000 euros mensuales en 2015.
El documento señala que sólo el 45 % de las mujeres mayores disfrutan de una pensión de jubilación, mientras que casi el 80 % de los hombres ancianos son beneficiarios.
“Cuando hablamos de pobreza o de desigualdad en la gente mayor la mujer es la protagonista”, ha afirmado la presidenta de ECAS, Teresa Crespo, que ha alertado de que “el sistema de pensiones se está agotando” y que si no se modifica “no se podrán garantizar unos mínimos” de bienestar para este grupo de población.
En este sentido, la doctora en Economía y colaboradora del estudio Júlia Montserrat ha avisado de que las dificultades que sufre el sistema de pensiones se deben a un “problema de ingresos y no de gastos”, y ha afirmado que las pensiones representan “solamente un 10 % del PIB”, mientras que en otros países europeos esta cifra es superior.
Asimismo, el porcentaje de personas mayores de 65 años que no tienen acceso a una pensión contributiva y viven en situación de pobreza es del 2,3 %, subsidio que en 2015 sufrió un descenso del 4,76 % respecto al año anterior.
“Las pensiones no contributivas penalizan el hecho de convivir dos o más personas con derecho a recibir esta prestación, ya que la cuantía mensual de 367,90 euros se reduce si son dos beneficiarios a 312,72 euros para cada uno de ellos”, ha explicado la directora del Ámbito de Cliente Público de Suara Cooperativa, Elisenda Xifré.
Sobre la evolución de la gestión de las prestaciones de dependencia en Cataluña, el texto recoge que a tres cuartas partes de los solicitantes se les reconoce el derecho a ser beneficiario, pero que, pese a que este número aumenta, la cifra de personas atendidas ha disminuido.
A 30 de junio de 2016, solamente el 58 % de les personas con derecho a la dependencia reciben una prestación, mientras que a finales de 2012 este porcentaje era del 81 %, según informa INSOCAT.
Por otro lado, el informe aclara que la disminución del porcentaje de ancianos que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social es consecuencia del empobrecimiento general de la población y no por una mejora de la situación económica de las personas mayores.
INSOCAT también señala que a raíz de la crisis y la gran destrucción de puestos de trabajo, la gente mayor que goza de una pensión han tenido que mantener a la familia y han acabado repartiendo la prestación social con los hijos y nietos.
El estudio apunta que la soledad en la tercera edad también afecta más al género femenino que al masculino ya que, del 22,4 % de las personas mayores que viven solas, el 75,5 % son mujeres y, según datos de la asociación Amigos de la Gente Mayor, se estima que en Cataluña hay 175.000 ancianos que sufren soledad no deseada.