La incorporación de los féretros de cartón a los servicios funerarios comporta una serie de requisitos técnicos y medioambientales, con el objetivo de reducir al máximo las emisiones, especialmente en los procesos de incineración. El féretro debe tener unos niveles de resistencia que garanticen su integridad durante las 24 o 48 horas del velatorio, sin que se deformen en caso de degradación del cadáver. En la incineración, el ataúd de cartón debe resistir las temperaturas del trayecto de acercamiento al horno crematorio que presencian los familiares. Además, la caja debe ser biodegradable. En los primeros modelos de cartón se utilizaban cloros para el fijado del papel, lo que disparaba las emisiones durante la cremación. Hoy algunas firmas ya los han eliminado. En Terrassa, el acuerdo de junta añadió un requisito más: “una estética acorde al momento”.
