La plataforma de la comunidad educativa de Terrassa, integrada por representantes de diferentes sectores de la enseñanza pública, quiere conocer más a fondo cuál es el nivel de segregación de las aulas en la ciudad. Para ello llevará cabo un análisis, junto con el Observatorio Ciudadano Municipal (OCM), para saber en qué centros y en qué medida se concentra el alumnado inmigrante o con necesidades educativas especiales y si los recursos que tienen a su alcance son los idóneos.
La comunidad educativa ha hecho este anuncio tras una entrevista mantenida con representantes de la Sindicatura de Greuges de Catalunya, la institución que hizo público a finales de julio el informe sobre este asunto y el cual ha concluido que Terrassa es la ciudad con más discriminación escolar o centros guetos de Catalunya.
José Francisco Navajas, representante de la plataforma por el sindicato CCOO, ha manifestado que “si queremos poner remedio hay que tener una fotografía de la realidad de las aulas. De ahí que sea necesario recoger el máximo de datos posibles para saber dónde se da esta segregación y en qué porcentaje. Sólo así podremos pedir medidas para revertir la situación”.
Sin varitas mágicas
La misión no será una tarea fácil en cuanto que el mapa escolar de Terrassa hace tiempo que presenta un mismo dibujo; es decir que la escuela pública es la que acoge mayor alumnado inmigrante. Y dentro de esa red hay centros que lo hacen más que otros por varias causas, sobretodo por su enclave en el territorio (habitualmente en la periferia) y porque no llenan en primeras opciones y son más proclives a tener matrícula viva.
Navajas, al igual que la Síndicatura de Greuges, cree que este escenario consolidado puede y debe cambiar. “No tengo la varita mágica pero hay que implementar medidas para reducir esta discriminación aunque no sean populares”. El representante sindical se suma a las propuestas por la Sindicatura como reordenar la zonificación y modificar flujos de preinscripción, reedistribuir el alumnado y aumentar los recursos en los centros que atienden más porcentaje de inmigrantes”.
Admite que no son propuestas nuevas pero si reprocha a la Administración, departamento de Ensenyament y Ayuntamiento, que no han sido capaces de aplicar las herramientas que tienen en sus manos para evitar que el fenómeno se eternizara. Y es que aquí entra en juego básicamente la familia, el derecho a elegir escuela para sus hijos.
En este sentido en Terrassa, por ejemplo, la comunidad educativa es conocedora de que la política de Ensenyament ha optado más en ocasiones por la saturación (incrementar ratios en centros con mucha demanda) que por la compensación (redistribuir alumnado).
Aida Cabo, representante del sector de madres y padres en la plataforma por el Ampa de la Escola Marià Galí, manifesta que “el hecho de que un colegio tenga mucha inmigración no debe ir asociado a fracaso escolar. Lo que sucede es que hay muchos prejuicios hacia el otro, el desconocido”. Cabo defiende el reparto de alumnos inmigrantes, al menos en las escuelas de una misma zona, para reducir la concentración. Pero considera que lo esencial es tomar conciencia. “Terrassa es diversa y hay que asumir esta realidad” para significar que “hoy día ya no es lo mismo que diez o quince años atrás. Quienes van a la escuela ya son segunda y tercera generación. Han nacido aquí y, por tanto, tienen la misma nacionalidad que nosotros aunque su origen familiar sea de otro país”.
Bajar ratios
Reparto más equitativo de alumnos acompañado de una mayor dotación de recursos para las aulas. Toni Miró, representante del sector de docentes en la plataforma, reivindica ambas cosas. “El fenómeno de la segregación se da desde 2008 y desde entonces el nivel se ha ido elevando y no se han implementado medidas para corregirlo La pública ha absorbido prácticamente toda la diversidad de alumnado y la Administración no ha compensado esta situación con más recursos”.
Miró, que lleva más de veinte años en la enseñanza y ahora da clases en FP en el Institut Montserrat Roig, añade que una de las medidas necesarias es bajar la ratio de alumnos por maestros y profesor en clase. “Este es un aspecto clave para prestar una mayor atención y mejorar la calidad del sistema. Y, por contra, es al revés porque durante estos años de crisis se han aplicado recortes y las aulas de primaria y ahora las de secundaria están con ratios a tope”. ¿Hay más fracaso en centros bautizados de alta complejidad? El profesor responde que no es una regla exacta pero que influye. “Cuando no hay recursos todo empieza mal y la integración de alumnos recién llegados o con muchas dificultades para el aprendizaje es complicado”.