Opinió

Propiedad

El concepto de propiedad es complejo. No es lo mismo para un especulador que para un okupa y tampoco tiene los mismos matices para un director de banco que para un ejecutado hipotecario o para un señorito andaluz que para un jornalero de Marinaleda. En política la propiedad también tiene una significación matizable y la prueba la encontramos en las declaraciones de Rita Barberà, gran protagonista de la semana, a cerca del escaño que ocupa en el senado y de su negativa a abandonarlo. La ex todopoderosa ex alcaldesa dijo, ante la invitación de su partido a dimitir por sus problemas con la justicia, que se daría de baja del Partido Popular, pero que no abandonaría su escaño, porque el escaño era suyo y por lo tanto, no iba a dejar el Senado. Así de contundente.

Las declaraciones de Barberà permiten diferentes derivas y ninguna de ellas buena. En primer lugar podríamos hablar del sentimiento de pertenencia de los cargos electos. Hemos tenido infinidad de ejemplos y en el anterior mandato se produjo un caso muy concreto en Terrassa. Es del todo cierto que los escaños, los cargos de representación son formalmente personales, no de partido, pero las personas que han utilizado monolíticamente los partidos para dar y quitar lugares en las listas, los que han utilizado los aparatos de los partidos en su propio beneficio son los que en caso de dificultad realizan una interpretación más literal de la norma y consideran que la elección es personal y no de partido. ¿Hasta qué punto es “propietaria” Rita Barberà de su escaño en el Senado o cualquier concejal lo es de su acta, teniendo en cuenta cómo funcionan los partidos políticos en España y que las listas las hace el secretario de organización?

Otra deriva sobre las declaraciones de la señora Barberà sería la de recuperar el debate sobre los aforados en España. Es sencillamente incomprensible cómo puede haber en un país, decenas de miles de personas con fueros jurídicos especiales por su condición de políticos o jueces. No tiene ningún sentido y para entenderlo sólo tenemos que fijarnos en otros países de Europa. Rita Barberà, como antes lo han hecho otros políticos, se está aprovechando su condición de aforada para adecuar ventajosamente su estrategia de defnesa ante el procedimiento judicial que le espera, sin más.

Hablar de la corrupción sería otra buena manera de continuar con este asunto, pero si recordamos los más recientes sondeos electorales da mucha pereza.

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