Tres dotaciones de los Mossos d’Esquadra, con media docena de agentes uniformados, vigilaron el miércoles por la noche el edificio de Ègara donde veinticuatro horas antes había tenido lugar un tiroteo. Pararon el coche de un vecino del bloque, identificaron a varias personas, hablaron con la ocupante de un local abandonado. Por allí se vio pasar también a policías municipales mientras los hechos acaecidos el martes, la reyerta que acabó con dos chicas heridas por golpes y con dos disparos a la fachada del inmueble, acaparaban los comentarios de un vecindario anodadado y temeroso. Según testigos, en la aparatosa refriega no sólo participaron menores.
"Había gitanos más mayores", contó una mujer, testigo del ataque, gitana ella también, pero escandalizada por una agresión que, dijo, no responde a las pautas de actuación de los de su etnia. Si el ataque respondió, como parece a tenor de las declaraciones recabadas, a un encontronazo anterior entre chicas en otro sitio y días antes, los allegados respectivos debieron haber solucionado el problema "de otra forma, entre ellos, castigando a las implicadas".
Pero no fue así. El martes, a eso de las 9.30 de la noche, un grupo de personas se dirigió al bloque de pisos, un edificio lleno de "ocupas" ubicado en la calle del Periodista Grané, casi en la esquina con la del Renaixement. En boca de testimonios, una chica "de las que vinieron de fuera" agarró de los pelos a otra, vecina del lugar, y las arrastró unos metros, y se sucedieron los golpes, los alaridos, los palos. Llegaron más individuos de uno y otro bando y hubo lanzamiento de objetos desde una ventana.
Garrotazos
"A las pobres criaturas les dieron una paliza. Se llevaron garrotazos", explicó una testigo. Y alguien, en medio de la refriega, sacó un arma de fuego y descerrajó dos tiros. Los proyectiles fueron a parar a la ventana de un piso, situado en la segunda planta del edificio y ocupado por unas personas ajenas a la trifulca. Los disparos no causaron heridos, pero sí hubo dos víctimas de la agresión: dos muchachas de unos 17 años, golpeadas, que fueron trasladadas al Hospital de Terrassa, si bien sus lesiones, según los mossos, no revestían gravedad.
El enfrentamiento ha hecho aflorar en público las quejas vecinales por las molestias provocadas por algunos individuos en la zona. También ha propiciado el temor a una escalada en la tensión entre familias implicadas en la reyerta.
El grupo municipal de ERC-MES solicitó, horas después del tiroteo de Ègara, la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad local para que la policía informe del incidente, del grado de conflictividad en el sector y "de las posibles repercusiones futuras". Los mossos, que volvieron ayer por la mañana a la zona tras una noche de calma, siguen investigando.