El director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), Miguel Ángel Gimeno, se ha comprometido hoy a garantizar la “transparencia” de la institución, como requisito indispensable en su lucha contra la corrupción, y a trabajar desde ella con “imparcialidad” y en defensa del “interés general”.
Gimeno, expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), ha tomado hoy posesión de su cargo en el Parlament en un acto presidido por la presidenta de la cámara catalana, Carme Forcadell, que le ha pedido que recupere la “confianza” en la institución que hasta hace poco más de dos meses dirigió el exmagistrado Daniel de Alfonso.
Miguel Ángel Gimeno fue elegido a finales del pasado mes de julio director de Antifraude, con los votos a favor de JxS, CSQP, el PSC y la CUP, tras la destitución de su predecesor por la polémica originada al filtrarse sus conversaciones con el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.
En su toma de posesión, Gimeno ha evitado aludir directamente a la polémica que dio pie a su nombramiento, pero ha asegurado que trabajará para que las investigaciones de la Oficina Antifraude sean “imparciales” y dirigidas por el “interés general”, de forma que cualquier delito que detecte será remitido de forma inmediata a la Fiscalía.
El director de Antifraude ha celebrado que el Parlament “siga apostando” por el trabajo de la Oficina y ha apuntado que la garantía de independencia que la ley reconoce a la institución no le impedirá responder ante la cámara catalana.
En ese sentido, ha proclamado que es necesario que la institución trabaje con “lealtad al Parlament” y mantenga “relaciones frecuentes” con la cámara catalana, por lo que se ha mostrado dispuesto a dar explicaciones ante la misma “las veces que sea necesario”.
Gimeno, que ha precisado que aún no está en condiciones de exponer su plan estratégico para Antifraude, ha destacado la importancia de que la actuación de la Oficina esté regida por la “transparencia” porque, en su opinión, el “derecho a saber de la ciudadanía” es fundamental en la lucha contra la corrupción.
Para el nuevo director de la OAC, las funciones de la misma van más allá de los delitos previstos en el Código Penal y uno de sus papeles claves será trabajar para la prevención de la corrupción.
Por ese motivo, ha considerado “evidente” que Antifraude vele por la legalidad en los procesos administrativos y tenga un papel “orientador” en la rectitud de las actuaciones de la administración pública.
Para ello, Gimeno cree indispensable que colaboren con la Oficina tanto interventores y secretarios municipales, con una relación directa con las contrataciones de los ayuntamientos, como las instituciones catalanas implicadas en el control de la gestión pública, a los que ha llamado a “actuar conjuntamente”.
Además, ha defendido que Antifraude actúe siempre que tenga noticia de una irregularidad que entre dentro de sus competencias, incluso si esta llega a conocimiento de la Oficina de forma anónima, con la “verosimilitud” como único límite.
Tras unas palabras de reconocimiento a los trabajadores de la Oficina Antifraude, Gimeno ha anunciado que examinará la “gestión interna” de la institución al tiempo que ha apostado por el “rigor” en las contrataciones de la misma.
En su intervención, Forcadell ha pedido a Gimeno “honradez e independencia” con el fin de “recuperar la confianza” en un organismo que “no sea usado en favor de intereses personales, partidistas o ideológicos”.
Forcadell ha dado la “enhorabuena” a Gimeno por el nombramiento, aunque ha admitido que “no se pueden obviar las circunstancias en las que se ha producido el cambio al frente de la OAC”.
Para la presidenta del Parlament, “el contenido de las conversaciones entre el anterior director y el aún ministro han dado un golpe muy duro no solo a la imagen de la OAC, sino a todos los ciudadanos” de Cataluña.
Y es que, para la dirigente, las polémicas conversaciones grabadas “provocaron la pérdida de confianza de la ciudadanía y sus representantes hacia el director de la OAC, pero también hacia toda la oficina”, por lo que Gimeno “tiene una responsabilidad por delante: recuperar esta confianza”.
La presidenta del Parlament ha considerado que “hace falta que la ciudadanía vuelva a ver en la OAC una institución que fue pionera en el Estado” y que ha de ser “un instrumento útil y eficaz en la lucha contra la corrupción, que no sea utilizado en favor de intereses personales, partidistas o ideológicos”.