El equipo de gobierno ha dado ya órdenes a los servicios técnicos del Ayuntamiento para que preparen todo el procedimiento administrativo y jurídico que permita crear la empresa municipal que gestionará el servicio de suministro de agua a partir de julio del próximo año. Así lo ha anunciado el alcalde, Jordi Ballart, esta semana, que ha interrumpido sus vacaciones durante unos días para regresar a Terrassa.
Ballart explica que este proceso “acaba de empezar” y que tomará especial relevancia en septiembre, cuando arrancará la elaboración de los presupuestos y, por tanto, se decidirá la partida que se consigna a la nueva sociedad. También habrá que definir si se opta por crear una tasa del agua o una tarifa, que es el modelo actual.
El camino no está siendo fácil, por los continuos encontronazos con la concesionaria, Mina Pública d’Aigües de Terrassa, y no lo serán a partir de ahora, advierte el edil, una vez decidida que la gestión del agua durante los próximos años será pública. “Será complejo y habrá dificultades. Tendremos que tomar decisiones que no será fáciles”, admite Ballart, al tiempo que espera que estos obstáculos no lesionen la unidad de los partidos de izquierda. “Hasta ahora, hay cuatro grupos políticos que vamos juntos, 20 de 27 concejales, que apostamos por la gestión directa. Espero que podamos llegar juntos al final del proceso”, subraya.
La firme postura de PSC, TEC, ERC-MES y la CUP y el hecho de que haya arrancado la creación de la empresa pública de agua, no es contradictorio, defiende el alcalde, con el proceso participativo para escuchar la opinión, que no voto, de la ciudadanía sobre la gestión del agua. “En paralelo a todos estos trámites, mantenemos la idea de iniciar un proceso de deliberación ciudadana para explicar dónde estamos porque percibimos que entre el ciudadano común hay mucho desconocimiento sobre cómo se ha gestionado el agua, cuál es el modelo actual y en qué situación estamos. Hay mucha confusión a pesar de las noticias que van apareciendo”, sostiene Ballart.
El edil justifica por qué se ha pasado de plantear una consulta popular para decidir el modelo de gestión del servicio a un proceso participativo cuyos detalles aún tienen que acabar de definirse. En primer lugar, apunta, “no se puede celebrar una consulta porque la Llei de Consultes catalana está suspendida por el Tribunal Constitucional”. En este momento “lo único que se puede hacer es un proceso participativo que puede acabar, o no, en una serie de preguntas a la ciudadanía”. Esto, afirma, “no está descartado”.
las “obstrucciones” de mina
En segundo lugar, se ha cambiado el planteamiento inicial “porque ha habido un cambio de actitud muy negativo por parte de la concesionaria”. Ballart insiste en que “Mina y parte de las empresas que podrían participar en un proceso de empresa mixta o concesión no aceptan ni entienden que la titularidad del servicio es municipal; se piensan que el agua es suya”. Además, están haciendo campaña por su cuenta, denuncia. “Una consulta se debe hacer con garantías, en igualdad de condiciones. No se vale hacer encuestas y toda una campaña fuera del dispositivo de participación, como están haciendo algunos. Todo esto nos hace pensar que en una consulta con una única pregunta no habría igualdad de condiciones”, subraya Ballart.
El proceso participativo que se está diseñando y que se desarrollará durante este otoño consistirá en “debates, charlas, conferencias y actos similares”, que podrán proponer los propios ciudadanos, las entidades e incluso las partes implicadas. “Será un dispositivo donde se garantice la máxima transparencia, donde todo el mundo podrá hacer propuestas y que puede acabar o no en un proceso final en el que se hagan encuestas o valoraciones por parte de la gente”, concluye Ballart.
CUARTA EDICIÓN DE LOS CASALES DE VERANO. El esplai Guadalhorce, el Grup Colònies Ca n’Anglada y el esplai La Fàbrica, de Can Tusell, participan este año en la cuarta edición de los casales de agosto que organizan junto al Ayuntamiento. Se trata de espacios de juego y actividades socieducativas, como los casales ordinarios del mes de julio o los que se celebran el resto del año, pero con un objetivo primordial: garantizar que los niños que proceden de familias con escasos recursos puedan tener cubiertas sus necesidades alimentarias. El alcalde, Jordi Ballart, que ha estado estos días en la ciudad antes de retomar sus vacaciones, aprovechó para visitar uno de estos casales, concretamente el de Guadalhorce.