Durante el mes de julio 267 terrassenses regresaron al mercado laboral, con lo que ello conlleva; no sólo por el impacto económico que implica, sino también por la faceta emocional que acompaña a una situación tan complicada como la de no tener empleo. La recuperación de la ocupación es un hecho en Ter-rassa. En los últimos doce meses se han reducido en 2.179 personas las listas de desempleados en la ciudad. Son once los meses que de forma consecutiva las cifras de parados se reducen. Nadie puede negar que existe un importante cambio cuando hablamos de trabajo en la situación actual con respecto a la que se vivía hace dos años. También se puede discutir mucho sobre la calidad del empleo y la precariedad que los sindicatos llevan denunciando desde la puesta en marcha de la reforma laboral. Sin entrar en este apartado, los datos, fríos, evidencian una importante reducción.
Durante este período de tiempo se está poniendo el acento sobre el paro que afecta a los jóvenes y especialmente a los mayores de 55 años. Aunque se está intentando, existen cifras aterradoras, como los 5.658 egarenses, de los 16.980 desempleados con los que finalizó julio, que cumplen como mínimo más de dos años sin trabajo. Son parados de larga duración y a los que se une la edad, que se ha convertido en un verdadero lastre.
Se realizan campañas para intentar devolver a estas personas al mundo laboral, pero en este último año, en Terrassa, se está produciendo un hecho que puede pasar desapercibido pero que es preocupante. La mejoría en el empleo está diferenciada por sexos. Si durante la crisis se llegó a una ligera mayoría de hombres sin trabajo que mujeres, con la recuperación se exhibe una tendencia muy peligrosa: la brecha por sexos se está agigantando. Julio es un nuevo ejemplo de ello. En Terrassa un total de 304 hombres encontraron una ocupación, mientras que 37 mujeres la perdieron. En el cómputo general hay más de dos mil mujeres más que están en paro que hombres. Nunca antes había existido esta diferencia. Por todo ello, es preciso que las diferentes administraciones sean capaces de percibir el nuevo camino que toma el empleo y que se articulen campañas para favorecer la ocupación femenina. Para transitar ante una plena igualdad es imprescindible que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres y en materia laboral se está demostrando que no es así. Hay que realizar todos los esfuerzos para revertir esta tendencia peligrosa.