Terrassa

Vertederos ilegales en Can Montllor

Un váter y más escombros detrás de un muro junto a una nevera que fue blanca y ahora ha adquirido un tono amarillento. A unos metros se apilan latas y más latas, vestigios de botellones, y ventiladores viejos y cristales rotos. La zona de Can Montllor más cercana a la calle de Tàrrega es un muladar, una sucesión de vertederos a la que muchos paseantes y trabajadores del polígono industrial de Can Petit parecen haberse acostumbrado.

La escombrera más visible está ubicada junto a la confluencia de la calle de Tàrrega con la de Balaguer. Allí se amontonan los tablones, los residuos de obras y las bolsas al lado de la calzada. Pero aún hay más desechos a unos metros, dentro del descampado que separa la calle de Tàrrega de la masía de Can Montllor. Adentrarse en ese paraje de vegetación es toparse con esqueletos de televisores, con bajantes de aguas tirados, con cojines, con mangueras, que cohabitan con maleza ennegrecida por incendios.

Hay planchas también y ventiladores, amén de latas y restos de cemento sobrante de obras de construcción. Los restos de tapicería se entreveran con jeringuillas.

Latas de disolvente
Ese basurero es el de mayores dimensiones, pero hay otros que salpican la orilla de la calle de Tàrrega en sentido Norte, frente a las empresas que conforman parte del polígono de Can Petit. Las garrafas y las botellas se suceden en el recorrido, junto a los recurrentes escombros y las latas de disolvente.

Unos metros cuadrados de matojos negros evidencian la cantidad de pequeños incendios que ha sufrido también la zona. “Y puede ser mucho peor, teniendo en cuenta la cantidad de hierba seca que hay aquí”, manifiesta una vecina que acostumbra salir a caminar por el sector por las tarde y, ella sí, se escandaliza por lo que ve. Sobre todo, por el vandalismo de los que practican botellones en la zona industrial los fines de semana y dejan la calle de Tàrrega hecha un asco. Por si no hubiera bastante ya con los vertidos de otro tipo.

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