Tradicionalmente, la valoración que se realiza de la Festa Major tiene que ver con la participación, la afluencia de público a las actividades y el juego que hayan podido dar los conciertos programados. a excepción de momentos puntuales, puede decirse que la Festa Major ha sido una más. Y dicho así, hay que preguntarse si eso es bueno o es malo. La respuesta tiene dos caras. Es bueno por cuanto ha mantenido los niveles de afluencia de público a los actos. La participación de público y entidades ha sido buena, como siempre, y los conciertos han respondido a la expectación creada en todos los sentidos. La controvertida programación de Edurne y del incombustible Perales llenó el Parc dels Catalans y la Plaça Nova, como cabía esperar, como el año pasado llenó Georgie Dan. Hay un público deseoso de este tipo de conciertos y en seguramente llevamos a cabo un análisis lleno de prejuicios sobre la oferta de música.
Con respecto al resto de conciertos, destacar la excelente calidad de la mayoría de propuestas locales. Gemma Humet protagonizó un concierto espectacular en la Plaça Vella, donde reivindicó su extraordinaria calidad y su “terrassenquisme”. De la misma forma, respondieron con creces a lo que de ellos se esperaba grupos como Sense Sal, The Soul Beams o Doctor Prat, con propuestas diferentes, pero que concitan gran cantidad seguidores, que en muchas ocasiones tienen verdaderos problemas para elegir cuando se solapan actuaciones.
Finalmente, la cultura popular mantiene, como siempre, el pulso. La Festa Major es siempre una buena ocasión para disfrutar de la diversidad y calidad de esta manifestación cultural genuinamente terrassense que marcan el carácter de la ciudad y de su fiesta.
Con respecto a lo que podría considerarse no tan bueno, esencialmente que parece que se está en un periodo de impás en la consolidación de los nuevos escenarios de la fiesta. Si en años anteriores, como ya ocurre con la Fira Modernista, los “itinerarios” en la calle estaban muy delimitados ahora se produce cierta dispersión que a según que horas da una extraña sensación de vacío, que desaparece en el momento en que las actividades se inician. Otra arista es que no hay una novedad concreta que te haga recordar la Festa Major por si misma. Quizás no se tenga que dar y por lo tanto, si aplicamos la máxima de “si no ha noticia, es buena noticia”, ésta está siendo, una vez más, una buena Festa Major.