Opinió

Las personas también tenemos un campo magnético

Decir que el hombre es un cúmulo de energía es algo fácil de entender, no sólo porque es evidente sino porque la ciencia lo corrobora. Sin embargo la siguiente frase no parece ya tan comprensible: «Cada persona tiene su campo magnético correspondientemente a su forma de pensar y de actuar, y entre ese campo magnético y el campo magnético de la Tierra existe una continua actuación recíproca».

En la actualidad es posible medir técnicamente los finos y débiles campos magnéticos del cuerpo humano, también demostrar los campos magnéticos en el cerebro. La base para ello es que la capacidad de pensar hace que se produzca una alta actividad cerebral, y esta actividad cerebral incrementada conlleva una actividad magnética más elevada. Cada uno a través de su manera de pensar y sentir, por medio de sus pensamientos y emociones, crea su propio campo energético. Y entre ese campo magnético de cada uno y el campo magnético de la Tierra existe una relación, una continúa actuación recíproca.

Existen estudios probados que demuestran que el campo magnético terrestre sí que tiene una importancia considerable para la salud de las personas. Una de las experiencias procede de la astronáutica, pues los primeros astronautas regresaron a la Tierra con serios problemas de salud: debilidad muscular y cambios en la estructura sanguínea. Por lo que se han tenido que desarrollar e incorporar a las naves espaciales generadores de campo magnético, con ello se ha reducido el tiempo de recuperación de los astronautas y los problemas de salud apenas aparecen. Otra experiencia procede de personas que pasaron un tiempo encerrados en un búnquer y cuyos biorritmos se vieron gravemente afectados.

En 1992, el Instituto de Tecnología de California publicó un descubrimiento que demostró la existencia de partículas de magnetita en el cerebro de fallecidos, y en cantidades considerables. Hoy se sabe que la magnetita reacciona con fuerza al campo magnético exterior, es decir con una intensidad un millón de veces superior a la de cualquier otro mineral natural. Como suele ocurrir en la ciencia los investigadores no quisieron establecer que con ello habían encontrado el sentido magnético de las personas.

En base a estas antenas es por lo tanto posible que el campo magnético de la Tierra ejerza una influencia sobre las personas. Además a través de la profecía para el tiempo actual a través de Gabriele, la profeta y mensajera de Dios para el tiempo actual, se sabe que la manera de pensar y de actuar de las personas tiene su efecto sobre el campo magnético de la Tierra. En el libro “Origen y formación de las enfermedades” se lee: «Los campos magnéticos terrestres registran todos los actos de los habitantes de la Tierra, los seres humanos. Y las corrientes magnéticas, que son las portadoras de sonido del gran ente terrenal, la Tierra, llevan todas las resonancias, ya sean sus consecuencias positivas o negativas, de regreso a aquel que las emitió, al ser humano». De esta forma se puede afirmar que el campo magnético de las personas tiene su efecto sobre el campo magnético de la Tierra, incluso sobre el estado de la misma.

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