Lo consiguió. Dolores Segovia, la mujer que el lunes se encerró varias horas en su coche, retirado por una grúa de Egarvia, y pidió un aplazamiento del pago para recuperarlo, logró ayer esa moratoria y sacó el vehículo del depósito. Pasó la noche del lunes al martes “dando vueltas por la calle”, pues no había podido regresar a su hogar, en Santa Maria de Palautordera, porque una grúa de Egarvia le había retirado el coche. Y el coche estaba en el depósito de la empresa municipal y ella no podía pagar los 170 euros del ala que le costaba recuperarlo. Pidió aplazar el pago hasta cobrar su sueldo mensual. Y se encerró durante cuatro horas en su automóvil, dentro de Egarvia, donde tenía previsto pernoctar. Al final, las advertencias policiales hicieron mella en su decisión y la mujer se avino a abandonar el depósito.
Su caso es exponente de la rigidez de aplicación de determinadas normas. Dolores, de 46 años, trabaja en Terrassa desde hace un mes y medio, pero reside en Santa Maria de Palautordera, en el Vallès Oriental, y cada madrugada se desplaza a Terrassa para acudir a su puesto de trabajo, en el Centre. Se pone a las cinco de la mañana. El lunes aparcó mal, en un vado permanente, pero asegura que no se dio cuenta del estacionamiento indebido hasta que terminó su jornada y una sesión de recuperación para sus dolencias de espalda. Llegó al lugar donde había aparcado su Mazda, y su Mazda no estaba allí. Su presencia había sido sustituida por el adhesivo triangular de Egarvia.
Una grúa se lo había retirado. Dolores se personó en el depósito de la empresa municipal de grúas, en la calle de Sant Sebastià (Segle XX), pero no pudo recuperar el coche. No tenía los 170 euros que le reclamaban, ni en efectivo ni en la cuenta corriente. Pidió un aplazamiento, una gracia de unos días para hacer frente al pago una vez le hubieran ingresado en la cuenta el dinero de su sueldo mensual. La mujer propuso dejar el DNI o el carné de conducir, a modo de prenda, e informó del comercio en el que trabaja. “No me niego a pagar. Sólo pido un aplazamiento”, reiteró. Pero no había aplazamiento posible, al menos en principio, y en su caso se debía aplicar la norma sin excepción, le dijeron.
cuatro horas de encierro
Ella, Dolores, decidió encerrarse en su coche, allí mismo, en la sede de Egarvia, para pasar la noche allí, pues no podía volver a casa y estar en su puesto de trabajo a las cinco de la madrugada del día siguiente, de ayer. Y prefería dormir en su coche a hacerlo en el albergue municipal, opción que se le propuso.
Al final, luego de cuatro horas de encierro, unos agentes de la Policía Municipal la convencieron para que cejase en su empeño de pernocta. Sería lo mejor para todos. Se apeó del coche, salió de Egarvia y pensó qué hacer. Ningún amigo o conocido le podía prestar el dinero requerido. Al cabo, pasó la noche del lunes “dando vueltas”. Ayer trabajó y después se reunió con representantes de los Servicios Sociales. El Consistorio le extendió un documento que la habilitaba para recoger el automóvil y pagar el próximo viernes, 1 de julio.